En el abismo profundo de mi ser, siento el vacío al saltar, al caer. Un salto valiente en la oscuridad, donde el miedo y la incertidumbre se dan cita sin piedad.

El corazón palpita, ansioso por volar, pero el vacío parece quererme atrapar. Las dudas se agolpan en mi mente, ¿y si al saltar encuentro la muerte?

Pero también hay un llamado interior, una voz que me invita a explorar. A dejar atrás los límites impuestos, y descubrir nuevos mundos dispuestos.

Entonces cierro los ojos y me lanzo al abismo, sintiendo cómo el aire acaricia mi piel y mi cuerpo se desliza. El vértigo me envuelve, pero no me paraliza, porque sé que solo así la vida se actualiza.

El vacío se convierte en libertad, en la oportunidad de crear mi realidad. El miedo se desvanece ante el coraje, y me entrego al fluir sin equipaje.

En la caída encuentro mi esencia, una fuerza indomable que me impulsa hacia la trascendencia. Porque sentir el vacío al saltar, es abrirse a lo desconocido y alzar el vuelo sin temor a naufragar.

Así que no temas a sentir el vacío, es en ese salto donde hallarás tu brío. Confía en tus alas, deja que te guíen, y descubrirás que en el abismo también puedes ser libre.

El Tonto En El Amor
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