...

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Tallando mi epitafio
Los enemigos acechan;
buitres rondan
sobre mi cabeza,
pudriendo mi cosecha,
descifrando rompecabezas
para mi miserable destrucción,
escucho voces y sollozos
mientras agoniza mi corazón,
¡Quieren que muera!

Seré polvo de estrellas,
quizás una centella,
tallaré el epitafio y
en horario se harán
presentes en mi velorio
mis propios adversarios.
Se acerca el aniversario de un
cuerpo carcomido e inerte,
en mi tumba danzarán
mientras recito desde
el infierno, mi trágica muerte.

Por cada lágrima seca;
noche en vela,
llorando en soledad.
Por cada maltrato físico;
psicológico,
exponerme cuál carnada a
la maldita sociedad.
Por cada sueño muerto;
ilusiones que me han sacado;
provocando así mi enfermedad mental;
lanzarme al abandono y
dejándome sola para
poder quizás algún día sanar.

Es el rencor...
Es el odio...

El cual nunca van a poder tumbar,
en una tumba enterraré a esa niña
que han matado por su falta de bondad.
¿Ahora que hago?
¿Me pregunto cuánto tiempo durará?
Han creado a un monstruo
que se refugia en su
asquerosa oscuridad.

Me he vuelto egoísta
para nada altruista y
oportunista a la hora
de manipular a los demás,
ahora reclaman que
soy yo la que tiene que cambiar.
Les recuerdo algo he
querido en algún momento olvidar,
pero mi pena llama,
encendiendo la llama que
en algún momento arderá.

¿Cómo confiar en los demás?

Las personas que más he querido
me han traicionado sin piedad.
Aquí gana el que es más astuto y
como es de mi asunto
ocultaré mi debilidad.
Ahora yo misma me someto
a explotar todo sin algún
tipo de remordimiento,
mis emociones las han disuelto y
me encuentro naufragado por mar abierto.
Una abertura en mí provocó,
traumas, gritos, golpes, dolor.
Siempre lo llevaré a mi lado al pasado y
el veneno que se ha generado
lo esparciré por todos lados.

No quiero su perdón o
arrepentimiento,
no quiero que me den
lo que nunca
por mí han hecho.
Es despecho lo que siento
en mis entrañas.
Desprecio...

¡No es justamente
mi amor el que emana
de mi ser de hecho!

Lancen sus granadas;
apunten contra mí sus armas;
mientras tanto arrastraré mis alas;
¡Venganza, venganza!
Gritan mis demonios.
¡Ellos han sobrevivido solos!
Quizás algún día
pueda volver a sonreír
aunque dudo a que suceda,
ya que me cuesta estar aquí.

(Este poema es dedicado para cada persona que me ha sometido al sufrimiento
que de mí se han aprovechado,
apagando la felicidad que llevaba dentro y ahora son libres mientras yo estoy condenada a seguir viviendo)
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