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Poema para una puerta
Y su pupila se encontró con la de ella. Y todo pasó. Y la historia cambió. En ese instante, él se dio cuenta de todas las galaxias que aún le faltaban al humano por descubrir; de que faltaban cosas por hacer, probar y construir. Se dio cuenta de que la política no importaba, ni la religión, ni el dinero, ni la fama ni nada. Lo que importaba era saber cuánto tiempo tomaría el tatuarse aquella pupila en cada célula de su cuerpo. Las nubes ya no eran solo nubes, los peces no eran solo peces y las flores no eran meramente flores. Encontró lo que era la vida. Su corazón ya no bombeaba sangre porque, ¿acaso era necesario?
© Poesía Cokí Apito