Los largos días sentado a tu lado
pasaban lentamente,
y yo los degustaba.
Las largas travesías
que hacía para llegar al lugar
tan lejano, tan distante,
Al lugar... ¡Qué lugar!
cuyo reflejo solo se veía en el agua,
cual fantasma que se esconde
Yo todos los días iba
cual caminante cansado
allí donde se esconde el amor.
Y digo cansado porque era sin ganas,
y siempre me sentía yo
como Sísifo al subir la colina
Así que un día dije
que ya no más,
que se había acabado
Y una sombra salió
del cuerpo de ella
y dijo, gritando:
“Cómo te atreves
a irte sin más,
¡con lo que me duele a mí!”
Tardé tiempo en comprender
la ceguera de mi corazón,
pues aunque no lo vi,
la sombra salió de detrás de mí.
Esa sombra aún me persigue,
desde entonces,
cual fantasma que se esconde.
Una idea, una ilusión
frustrada que está muriendo.

© JoMateix