En esta costa
de rencor y rabia,
Se vislumbra el ocaso
cuando sube la marea.
Y rompen las olas
contra la orilla apagada
Con la furia estridente
de un mar agresivo.

Se esconde la Luna
entre dolor y congoja.
Apenada solloza
maldiciendo su efecto.
Mareas cambiantes
Que oscilan ajenas,
Su luz en el agua
Refleja su rostro.

Mira en ese espejo
Su brillo más puro,
Mancillado candor
Que el dolor ha eclipsado.
La espuma en la playa
Danza entre las rocas,
Erosiona sus cuerpos
Formando esta costa.

La misma que habita
En relojes de arena
Que fluye al vacío
Al ritmo del viento.
Poniendo en mi oído
Una caracola,
No se escucha el mar
Se escucha un lamento.

En este mar muerto
Arrecifes de espinas,
Tiburones hambrientos
Que huelen mi sangre.
No quedará nada,
Recuerdos si acaso,
De un ser abatido
En el lecho marino.

© M.Aokigahara
“Reciclado de Poetizer”