Soledad,
¡No hay piedad!
Cruzo las calles de la ciudad
con mis escritos en las manos,
lágrimas derramadas,
amarradas al pasado...
Sentimientos de intensidad
donde se tensan por observarlos.
¡Es una necesidad!
Saciar mis emociones relatando,
tardo en llegar a matarlas, pero me delato rápido.
Las estrofas se van pegando a
mi delantal salpicado.
He cometido tantos errores, pero no intenté repararlos.
¡He de parar esta agonía!
Que de mi estómago
salgan mariposas que
no han volado todavía...
Aniquilar mis alas
antes de intentar abrirlas,
las esquirlas volarán
haciendo memoria a esta
larga travesía.

¡Aunque sea en versos
besaré mis heridas corroídas!

Mutilando mis pupilas
para no ver la belleza
que en ellas habita.
Se ha vuelto una adicción
esta nube negra y prodigia,
donde nado entre lamentos y
un letargo eterno que elegía.
Sufro el descontento;
caminando sobre el desierto,
desciendo al infierno
para impulsar el salto,
fallo mientras caigo entre
llamas que calcinan mi canto.
Y...
Me agrada, he de ser honesta...
Sé que no puedo vivir así,
aunque es la más dulce condena,
verme desfallecer para
luego fallecer entre millones de letras.
Arrastrarme en las tinieblas
sin halos de luz,
azulejos cubiertos de sangre
por masacrar el alud y
sin luz atravesar el camino,
es el destino versar lo que sentimos,
no fingir para hacer equilibrio en el hilo.

Y lo imagino...
Mi cuerpo dormido
entre plumas suaves,
orbitar los planetas,
amando o quien sabe.
¡Quizás poderte enamorarte!
Todo desemboca en ti y
he sido cobarde,
pensaba que eras una obsesión, pero no dejo de pensarte...
Una musa sin poeta
con el cual embriagarse,
desembarcar por la culpa
de tus olas salvajes,
estos engranajes están
oxidados por esperarte.

Ha pasado tanto tiempo...

A veces me desespero
por imaginar tocarte,
envuélveme en tus brazos,
acariciémonos despacio,
recita tus estrofas bajo
una luna sangrante,
declararme tu amor en la penumbra,
mientras nos alumbra el espacio.
Hay espacio entre tú y yo,
pero por favor contesta mi recado...
La distancia entre almas que
se chocan para encontrarse,
una línea directa para
al final conquistarte.
He de enhebrar el comienzo
de nuestra historia,
disfrutando soñarte y
añorándote entre las sombras.

Pero nadie lo sabe...

Será nuestro secreto...
Siempre serás mi amor
verdadero por el cual
me desvelo.
Quito el velo de incertidumbre,
ese que nos separa
como de costumbre e
irrumpe los latidos;
abatidos del corazón, pero
estos si van con un destino.

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