Llévame al abismo,
llévate mi conformismo,
lléname de tu maldito egoísmo,
sálvame del infierno
que convive contigo,
alas abatidas llenas de vidrios,
sufren un castigo vespertino,
me perturba el odio sentido.

Folios llenos de repertorios
en el escritorio mis sonetos,
sujetos a mi esqueleto,
quietos están y
tus demonios lo entierran
por venganza en el concreto,
aplastando mis sueños,
predilecto en destruirme,
derretida en tus matices,
masoquista de cicatrices,
raíces donde dejo que
tu esencia se deslice,
se alimentan las lombrices
de mis días grises,
infelices brindamos,
brincamos en mi
charco de lamentos,
el arco de Cupido se lanzó y
me flecho directo,
derivando en línea recta
el vacío que siento.

Quizás es parte del delirio,
algún tipo de vicio que
se convirtió en sacrificio,
me embelesa el martirio y
de alguna manera me someto
a tu cinismo,
asimismo me arrastras al pesimismo,
me aferro al timón del barco
esquivando sismos,
romanticismo lleno de idealismo. ¡Oportunismo!
Pero no me admiro...
Ya que eres parte de mi espejismo.

Seres duales,
leales así mismos con síntomas residuales,
tú jalas por despecho
mi pecho,
tergiversando los hechos
por la sed de saciarte,
tus obras las conviertes en arte,
amarte suena errante,
me cubrias;
hilas mis pupilas;
con hilo lila,
clorofila;
pigmentados versos que me aniquilan,
maquillando la realidad definitiva,
sustrayendo el veneno.

Baraje tus cartas
enviadas a mi suerte,
coartadas de tu mente,
cortadas inherentes que duelen,
atadas al edén;
adquirí un desdén desde
la desazón.
¿Qué quieres decirme
en tus letras el día de hoy?
Descifro las señales,
ocultas en tus poemas mensajes
que destrozan tu armazón.
Me amas ¿No?
O
¿Es coraje?
¿Quieres en mi corazón quedarte?
¿Qué beba de tu oscuridad
un miserable instante?
¡Solo por hoy podré amarte!
¡Solo por hoy, tú podrás quedarte!
Adiós amor mío,
adiós...
Le rezaré con mi poca
esperanza a algún Dios,
quizás solo quizás
sea el último día que
desangren mis letras por tu amor.

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