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Sociego: Rico Veneno.
De tal mano la epístola que te conviene se nota en tus pupilas desenvainadas de solamente nostalgia, y al lado de la cama el cincel que talla la piedra dura de tu alma, el mantel y las sábanas.

La fiebre desenlaza el capote de la balanza, la del mal y del bien, resposa en el cristal en la oscuridad, sinónimo de la imperfección y lo profundo del alma, amante de la nada, porque mientras el sociego de la muerte danza, el preludio tu alas abandona mi mirada, el rico odio fluye, la luna canta y el nudo de los corazones se desata.

Desde el cielo los jirones del amor bendicen tu venganza y te liberas hacia el sol, hacia el precinto de la nubes y de las añoranzas, aquí es donde lo completamente anti natural ya no se extraña, tu cuerpo abandona nuestra casa.

De tal mano ahora la muerte solloza, y la inconsistencia de tu voz desenvainada solamente en el adiós deb ese nudo del corazón ahora se entrelaza.
Anímo sociego que la muerte ya no canta.
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