Cada fotograma de esta carretera se ve a traves de la ventana y me hace pensar a un momento de mi vida...
Inocencia interrumpida por lo que sería mi primera relación, la más difícil de dejar, el "primer amor".
El amor de mi vida y el descubrir que disfrutaba bailar por las páginas haciendo a cada palabra bailar y temblar al ritmo de mi mano.
El incondicional y mentiroso, que puso a prueba todo mi amor, paciencia y empatía.
El trotamundos, que me abrió la puerta a conocerme, descubrir que no tengo límite, que sólo escuchar su voz me era suficiente para seguir hasta que la dejé de escuchar y me dí cuenta que era yo quien me estaba hablando, aplaudiendo y llevando a cada rincón que quise.
Momento fugaces que pusieron a prueba todo lo que he aprendido y todo aquello que no.
Y ahora encontré el nuevo y viejo amor de mi vida, una chica tan valiente, tan decidida, tan feliz y segura de si misma, su mirada me atrapa en el reflejo de la ventana y de pronto dejo de ver las montañas a lo lejos, me enfoco sólo en su mirada, una mirada que antes gritaba por su rescate, con semblante triste y decepcionado, que se fue transformando en un destello de amor propio, de paciencia y cariño, y de pronto el sol calienta mi rostro a través de la ventana para recordarme que el fin y el inicio siempre estuvo en mí y no inportaba nada más... El KM 70 de una carretera qué me lleva de la mano a final de un comienzo personal.