Te amé...
nunca antes como aquella vez
vislumbró tu incandescencia
de un tul humoso desvaneciéndose
en el arrebol, candido, tras el ocaso
mi cuerpo añil entre tus brazos.

Fui una amapola silvestres
entre tus manos expertas... discípula ferviente.
Presurosa atravesé tu área boscosa,
y al sur en las llanuras de mi vientre
me alcanzó tu amor vida mía de poniente.

Al suroeste mis verdes acantilados
despeñándose con furor y brío
en la inmensidad de tu abismo
a un ritmo vertiginoso cada latido.

Porque te amé
amamanté tu furia interna
con leche materna, azúcar de caña y miel.
Pudiendo sentir arder tus ganas
en mi infierno pulcro y salvaje de mujer.

Te amé como se ama la vida
hasta alcanzar la extenuación .
Dulcifiqué el orgullo de tu hombria
quedándose dormido sobre tu cama
entre besos imaginarios y caricias.

Del néctar de tu boca me embriague,
borrachos de cariño fundimos
alma con alma, piel con piel.

Tus ojos café entreabiertos besé
mientras fui acomodándo mi rostro
sobre el latir de tu pecho
después de apagar tu sed.

Aquella noche del viernes
traspasamos barreras, ley de la atracción y fronteras.
Tras derruir la muralla de mis creencias
al romanticismo dimos rienda suelta.

Fuimos a pesar de la distancia
amorosos amantes más que amigos,
nos hicimos el amor letra a letras
el énfasis y los gemidos
en el silencio de la noche
fueron testigos.

¿Que voy hacer contigo?
Si a partir de aquel entonces
me jueves todos los viernes,
& conviertes en sábado noche
Casi todos mis domingo.


Isabel Peña.




© Alma Gitana 𖥞 ojos Jade