La carta que sutilmente me ata,
aparta la coartada,
realmente me harta por qué
descarta los motivos que me matan,
con un timón esquivo lo que aniquiló...
El suicidio de mi dolor
enaltece mis sentidos,
se refugian a lo que no tiene sentido,
sentidas son mis letras,
tibias se acoplan a los
versos que escribo y me apena...
¡Todavía me atormentan!
Estoy dispuesta a jalar de la soga;
la aflicción me ahoga;
mi mente desborda;
¡Beso mis sombras!
Me asombra que aborda
mi alma donde se bordan
lo que forjaron mis lágrimas,
el hilo filoso brota entre las gotas...

¡Me percibo agotada!

Un camino inexacto,
con mi tacto intento construir
el rompecabezas putrefacto,
son los factores de la belleza
de mi incertidumbre que acude,
a la vislumbre luz de mi cuarto.
Intactos párrafos abstractos,
de facto libera la verbena de mi tallo,
retracto que deseaba quedarme
en este mundo nefasto,
intenté que la tristeza no me acorrale.

¿Exacto?

Es el contrato el cual acato
lo que me consume.
Es preguntarme...

¿Cuánto debo insistir
aunque todo se derrumbe?

Es un asalto donde por miedo
salto al vacío más amargo,
erguida porque comprendí
en que hay que volar alto,
inmediato comprendo
que las hojas de mi cuaderno
prenden con fuego aquel asesinato.
Un charco piso con encanto
entre tanta mierda que hay a mi lado,
aunque adoro que sea un espanto.
Prefiero sentir antes que pensar;
luego pensar en dejar de existir,
Es el ocio de algún rocío y un
estandarte sin opciones.

¿No hay motivo?

Ha sido el poema que
he escrito más emotivo,
brindo mi arte en manuscrito,
afilo el cuchillo.
La tierra erró las notas,
letras llenas de polvo denotan,
se nota que detonan
como granadas en mi mirada,
una espada atravesando mi pecho
haciendo que mi corazón
No bombee mañana...
Una araña teje mis prosas por una razón y
el eje del problema sigue en cuestión,
no tomo acción para generar la explosión...
Mis sueños no se cumplen, pero me arriesgo de igual manera.

¡No tengo opción!

La función de mi tristeza,
es la fusión de mi poco amor,
en ocasiones me arrastro por conseguirlo,
siguiendo pasos que no son míos,
un abrigo es la poesía.
Me miro...

¡Qué miserable muerte lenta que persigo!

Aún sigo esperando...
Aún sigo intentando ver el camino,
para por fin finalizar con
todo lo que nunca he conseguido.

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