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Patria.
No me hables más de
estúpidos poemas a la patria,
que mi patria son el mar
y el sol del Mediterráneo.
No me hables más de
dejar de respirar,
que por fin estoy
deseoso de estar vivo.
Tampoco me hables más
de vinos ni locuras, que
de aquí a las tierras más duras,
poco más que un resbalón.
Ni tampoco de más Guerras,
donde los hombres conseguían gloria
en los tiempos de Homero, pues
hoy la muerte es el más divino mal.
Háblame, empero, de mis ojos,
y de lo que hay detrás de ellos,
que desde aquí yo no lo veo.
Háblame, también, de las
altas montañas donde
habitan mis pensamientos.
Nunca seas mi mal de alma,
que yo no te hice para eso,
hijo mío.
Quiero que seas luz
y oscuridad para los perdidos,
amor y dolor
para los que quieren estar vivos.
Tú, mi Ego,
serás digno del más alto trono
en la más alta montaña.
© JoMateix
estúpidos poemas a la patria,
que mi patria son el mar
y el sol del Mediterráneo.
No me hables más de
dejar de respirar,
que por fin estoy
deseoso de estar vivo.
Tampoco me hables más
de vinos ni locuras, que
de aquí a las tierras más duras,
poco más que un resbalón.
Ni tampoco de más Guerras,
donde los hombres conseguían gloria
en los tiempos de Homero, pues
hoy la muerte es el más divino mal.
Háblame, empero, de mis ojos,
y de lo que hay detrás de ellos,
que desde aquí yo no lo veo.
Háblame, también, de las
altas montañas donde
habitan mis pensamientos.
Nunca seas mi mal de alma,
que yo no te hice para eso,
hijo mío.
Quiero que seas luz
y oscuridad para los perdidos,
amor y dolor
para los que quieren estar vivos.
Tú, mi Ego,
serás digno del más alto trono
en la más alta montaña.
© JoMateix
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