Sé que ya no ocupas mis pensamientos,
he salido de tu universo.
La distancia implacable ha desgarrado
el vínculo de amor que nos unía.
No nos cruzamos, ni habitamos en el pensamiento del otro,
la dolorosa certeza se aferra a mí
de que el amor ha llegado a su fin, te alejaste
y yo acepté resignado esa verdad.
La distancia se convirtió en nuestro adversario más feroz
y lentamente te desvaneciste de mi ser.
Puedo afirmar que esta despedida
fue la mejor elección para ambos.
Ahora cada uno sigue su propio camino,
yo ya no te recuerdo y tú has borrado mi existencia de tus recuerdos.
Cada uno ha tomado su rumbo,
así comprendimos que este era nuestro ocaso inevitable.