Hilas los hilos de mis alas hilvanadas,
ligadas a mis letras
como el trayecto de una bala,
impacta en el árbol que luego talas y
con una pala entierras las ilusiones caducadas,
mi sistema respiratorio
exhala la fuerza de Jacala,
ingrata se desata mi sangre escarlata,
escala la sonata innata de una balada,
empapada se ata a la melodía creada,
elevada y mezclada con aroma de agonía,
armonía que avala
nuestro amor en cercanía,
¡Nada tenía sentido en la lejanía!
Convenía nuestra unión
para elaborar la sinfonía.

Por cortesía y llena de ironía
florece una peonía,
en memoria moría
mientras yo ría por parodia,
rapsodia con sodio en mis semblantes,
brillantes ante mi estandarte,
el arte que tienes es radiante
mientras el mío es irrelevante,
distantes danzamos incesantes,
con la poca sensatez que me queda
pensé en hablarte.
Pregunto con emoción...
¿Me extrañaste?
Tú me contestaste inquietante
con palabras tajantes,
fulminantes y punzo cortantes.
Ante tu deseo,
recurrías al placer de aplastarme,
un ser preponderante y
me distraje,
instantáneamente sucedió,
me enamoraste.

Existe un contraste relevante
que levante lo que mataste,
siento desgaste por amarte
de esta manera irremediable,
llegaste para quedarte y darte
cariño constante,
gaste mis ganas al pensarte,
lograste arrancar de mi
la poca luz que dejaste,
casaste y abandonaste
lo que alguna vez soñaste,
cuerpo inerte que
nunca podrá buscarte.

El ocaso se esconde,
condenando mi luna,
sus sombras me ocultan,
sepultando un dolor que ocupa
mi alma y quizás
mis prosas serán recordadas
el día de mi muerte,
eternas por cada lágrima derramada
lanzadas a mi suerte,
transformare el lienzo vacío,
errático de sentidos con rimas y
un alba de colores infinitos,
que radican en el infierno,
un lápiz sin mina con ese
matriz grisáceo y etéreo,
los días se oscurecen,
endurecen mis latidos,
soy rea de la prisión
donde mi mente me ha sometido.

Esperando la parca,
un arpa sonará con un sonido,
destruye mi nido,
me bañaré en la pureza del río Nilo,
donde podré obtener...
Quizás sea fé,
quizás sea amor,
quizás me reencuentro con Dios,
quizás en la próxima vida
si existe la reencarnación viva mejor.
Quizás luego de la muerte
alcance la iluminación,
quizás en mis poemas y
en todo lo que escriba
hasta el día que fallezca,
serán eternas estas letras
que te recité con amor.

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