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Astrid / Astrid
Astrid (Spanish version)
En los fríos y brumosos fiordos de Escandinavia, donde los vientos aullaban como lobos y las olas rugían contra las rocas, vivía Astrid, una valiente guerrera vikinga. Su cabello dorado brillaba bajo el sol, y sus ojos azules reflejaban la vastedad del mar. Pero su corazón, intrincado y vulnerable, estaba atrapado en un torbellino de emociones.
Einar, el hijo del herrero del clan, era su amor secreto. Sus encuentros eran furtivos, como las sombras que se deslizan entre los árboles al anochecer. Einar era alto y fornido, con una barba espesa y manos callosas. Juntos, compartían risas en las noches junto al fuego y se prometían amor eterno bajo la luna.
Pero la vida de los vikingos no era un cuento de hadas. Las incursiones, los saqueos y las batallas eran su pan de cada día. Einar partió en un drakkar hacia tierras lejanas, prometiendo volver con riquezas y gloria. Astrid esperó, contando las estaciones como cuentas en un collar.
Los meses se convirtieron en años, y el corazón de Astrid se volvió pesado como una piedra. Las noticias llegaban de los puertos: Einar había caído en combate, su cuerpo descansando en el fondo del mar. Astrid lloró su pérdida, pero también lloró por el amor que nunca pudo ser.
En su dolor, Astrid se convirtió en una leyenda. Luchó en las batallas, blandiendo su espada con ferocidad. Los hombres la temían y la respetaban. Pero su corazón seguía anclado en el pasado, en un amor que nunca se desvanecería.
Un día, mientras miraba al horizonte desde un acantilado, Astrid vio un drakkar acercándose. Las velas rojas ondeaban al viento, y su corazón dio un vuelco. ¿Era Einar, regresando de entre los muertos? Pero cuando el barco atracó, el hombre que descendió no era su amado. Era Bjorn, un guerrero curtido en mil batallas.
Bjorn la miró con ojos cansados y le ofreció su mano. “Astrid, he oído hablar de tu valentía. ¿Me acompañarías en esta vida de aventuras y sangre?” Astrid miró el mar, recordando a Einar y su promesa rota. Tomó la mano de Bjorn y asintió. “Quizás el amor no es para los vikingos”, pensó. “Pero la valentía y la lealtad sí lo son”.
Así, Astrid y Bjorn zarparon juntos, dejando atrás las huellas de un amor perdido en las olas. El viento sopló fuerte, llevándose sus lágrimas y sus suspiros. Pero en su corazón, Astrid sabía que Einar seguía allí, como una llama eterna en la noche vikinga.
Astrid (English version)
In the cold and misty fjords of Scandinavia, where the winds howled like wolves and the waves crashed against the rocks, lived Astrid, a brave Viking warrior. Her golden hair shone in the sun, and her blue eyes reflected the vastness of the sea. But her heart, intricate and vulnerable, was caught in a whirlwind of emotions.
Einar, the son of the clan's blacksmith, was her secret love. Their meetings were furtive, like shadows slipping between the trees at dusk. Einar was tall and strong, with a thick beard and calloused hands. Together, they shared laughter on nights by the fire and promised each other eternal love under the moon.
But the life of the Vikings was not a fairy tale. Raids, looting, and battles were their daily bread. Einar set sail on a drakkar to distant lands, promising to return with riches and glory. Astrid waited, counting the seasons like beads on a necklace.
Months turned into years, and Astrid's heart became heavy as a stone. News came from the ports: Einar had fallen in battle, his body resting at the bottom of the sea. Astrid mourned his loss, but she also mourned for the love that could never be.
In her grief, Astrid became a legend. She fought in battles, wielding her sword with ferocity. Men feared and respected her. But her heart remained anchored in the past, in a love that would never fade.
One day, while looking out at the horizon from a cliff, Astrid saw a drakkar approaching. The red sails fluttered in the wind, and her heart skipped a beat. Was it Einar, returning from the dead? But when the ship docked, the man who descended was not her beloved. It was Bjorn, a warrior hardened by a thousand battles.
Bjorn looked at her with tired eyes and offered her his hand. "Astrid, I have heard of your bravery. Would you join me in this life of adventure and blood?" Astrid looked at the sea, remembering Einar and his broken promise. She took Bjorn's hand and nodded. "Perhaps love is not for the Vikings," she thought. "But courage and loyalty are."
And so, Astrid and Bjorn set sail together, leaving behind the traces of a lost love in the waves. The wind blew strong, carrying away their tears and their sighs. But in her heart, Astrid knew that Einar was still there, like an eternal flame in the Viking night.
© Roberto R. Díaz Blanco
En los fríos y brumosos fiordos de Escandinavia, donde los vientos aullaban como lobos y las olas rugían contra las rocas, vivía Astrid, una valiente guerrera vikinga. Su cabello dorado brillaba bajo el sol, y sus ojos azules reflejaban la vastedad del mar. Pero su corazón, intrincado y vulnerable, estaba atrapado en un torbellino de emociones.
Einar, el hijo del herrero del clan, era su amor secreto. Sus encuentros eran furtivos, como las sombras que se deslizan entre los árboles al anochecer. Einar era alto y fornido, con una barba espesa y manos callosas. Juntos, compartían risas en las noches junto al fuego y se prometían amor eterno bajo la luna.
Pero la vida de los vikingos no era un cuento de hadas. Las incursiones, los saqueos y las batallas eran su pan de cada día. Einar partió en un drakkar hacia tierras lejanas, prometiendo volver con riquezas y gloria. Astrid esperó, contando las estaciones como cuentas en un collar.
Los meses se convirtieron en años, y el corazón de Astrid se volvió pesado como una piedra. Las noticias llegaban de los puertos: Einar había caído en combate, su cuerpo descansando en el fondo del mar. Astrid lloró su pérdida, pero también lloró por el amor que nunca pudo ser.
En su dolor, Astrid se convirtió en una leyenda. Luchó en las batallas, blandiendo su espada con ferocidad. Los hombres la temían y la respetaban. Pero su corazón seguía anclado en el pasado, en un amor que nunca se desvanecería.
Un día, mientras miraba al horizonte desde un acantilado, Astrid vio un drakkar acercándose. Las velas rojas ondeaban al viento, y su corazón dio un vuelco. ¿Era Einar, regresando de entre los muertos? Pero cuando el barco atracó, el hombre que descendió no era su amado. Era Bjorn, un guerrero curtido en mil batallas.
Bjorn la miró con ojos cansados y le ofreció su mano. “Astrid, he oído hablar de tu valentía. ¿Me acompañarías en esta vida de aventuras y sangre?” Astrid miró el mar, recordando a Einar y su promesa rota. Tomó la mano de Bjorn y asintió. “Quizás el amor no es para los vikingos”, pensó. “Pero la valentía y la lealtad sí lo son”.
Así, Astrid y Bjorn zarparon juntos, dejando atrás las huellas de un amor perdido en las olas. El viento sopló fuerte, llevándose sus lágrimas y sus suspiros. Pero en su corazón, Astrid sabía que Einar seguía allí, como una llama eterna en la noche vikinga.
Astrid (English version)
In the cold and misty fjords of Scandinavia, where the winds howled like wolves and the waves crashed against the rocks, lived Astrid, a brave Viking warrior. Her golden hair shone in the sun, and her blue eyes reflected the vastness of the sea. But her heart, intricate and vulnerable, was caught in a whirlwind of emotions.
Einar, the son of the clan's blacksmith, was her secret love. Their meetings were furtive, like shadows slipping between the trees at dusk. Einar was tall and strong, with a thick beard and calloused hands. Together, they shared laughter on nights by the fire and promised each other eternal love under the moon.
But the life of the Vikings was not a fairy tale. Raids, looting, and battles were their daily bread. Einar set sail on a drakkar to distant lands, promising to return with riches and glory. Astrid waited, counting the seasons like beads on a necklace.
Months turned into years, and Astrid's heart became heavy as a stone. News came from the ports: Einar had fallen in battle, his body resting at the bottom of the sea. Astrid mourned his loss, but she also mourned for the love that could never be.
In her grief, Astrid became a legend. She fought in battles, wielding her sword with ferocity. Men feared and respected her. But her heart remained anchored in the past, in a love that would never fade.
One day, while looking out at the horizon from a cliff, Astrid saw a drakkar approaching. The red sails fluttered in the wind, and her heart skipped a beat. Was it Einar, returning from the dead? But when the ship docked, the man who descended was not her beloved. It was Bjorn, a warrior hardened by a thousand battles.
Bjorn looked at her with tired eyes and offered her his hand. "Astrid, I have heard of your bravery. Would you join me in this life of adventure and blood?" Astrid looked at the sea, remembering Einar and his broken promise. She took Bjorn's hand and nodded. "Perhaps love is not for the Vikings," she thought. "But courage and loyalty are."
And so, Astrid and Bjorn set sail together, leaving behind the traces of a lost love in the waves. The wind blew strong, carrying away their tears and their sighs. But in her heart, Astrid knew that Einar was still there, like an eternal flame in the Viking night.
© Roberto R. Díaz Blanco
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