Inevitable es que hayan consecuencias.
Mi lengua voráz no entiende de frenos.
No, ya no se calla.
Drena en cursiva y garabatos de medianoche.
Siempre, siempre habrá consecuencias.
Una vida, una muerte, el abrazo o el desdén.
Pero tengo que decirlo, no puedo callarme.
No puedo ignorar lo que se atasca entre medio de mi tráquea, que lastima, que me asfixia.
Mujer creada de manchas de tinta, cubierta de papel añejo y con cicatrices de estrofas que cuentan la historia más triste, la osadía, el miedo, la desdicha, el suspiro, la muerte y el nacimiento.
Mis labios se entreabren y en ellos está el portal de la esencia de mi alma.
Yo soy letras, soy fuego que quema la vista de los grises.
Necesito que leas más allá de mi piel, de...