En cada latido, un suspiro se va escapando, se va volando, en un firmamento, en tan solo un momento, donde la historia se escribía, donde la vida se extinguía, se vivía, en cada uno de estas páginas recién encontradas, arrancadas, tras un milenio de olvido.

Un poeta se acordó, de un mito que lo llevó, a esta búsqueda sin parón, sin perdón, en busca de la verdad, que se esconde en esa realidad, creada por la fragilidad, de una humanidad, antaño poderosa, deseosa, de una gran fuerza con la que poder disponer y ver, cada uno de los lugares escondidos, perdidos.

En su expedición, resonaba una canción, una maldición, todo se estaba oscureciendo, perdiendo, quedando una ilusión, una sensación, de frustración, por encontrar calles sin salidas, con mentiras, la desesperación, crecía, este escritor maldecía la amargura, la tortura.

Tras meses de agonía, la alegría surgía, había comprendido, había encendido, esa llama que se había apagado, que se había encerrado, en una cárcel de cristal, con la sal de la inseguridad, de la maldad.

Había encontrado esa lanza de los mil caminos, en los latidos de su aventurero corazón, con esa poesía que escribió con pasión, no existía ese elemento físico, era todo sentimientos, buenos momentos.

Tras este descubrimiento, disfruto de cada momento.

Por Ángel De La Muerte ✒️
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