...

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De tus manos sangrantes surgieron otras gemas
De tus manos sangrantes surgieron otras gemas
que los mineros duros quisieron recoger,
dejando las canteras con sus bostezos largos
negando algún secreto por nadie conocido.

De la frondosidad de árboles y arbustos
le dieron al viajero la sombra necesaria
para helar su fatiga por tanta marcha usual;
florecida del agua que entristece tus ojos.

De tu enojo y cansancio callaste la calumnia
y desde ese tiempo el elogio y la estima
se volvieron medallas para los beneméritos.

Todo lo natural que resulte de ti
es productivo y fértil y adecuado a las cestas,
pero si tanto aflige ocúpate en mis brazos.