...

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Límites
Durante el sueño,
he tocado los límites del tiempo.
Y ahora me siento
de regreso como de un viaje
alrededor de un pobre oasis
entre las dunas perdido.

Caminé largamente,
en torno de mi sombra.
Los meses y los años giraban
bajo el hierro de la arena
y el azul del cielo.

¿Fue inútil ese viaje imaginario?...
Lo pienso, a veces, aunque no lo creo.
Porque la gota de piedad
que ahora moja mi corazón sediento
y la paz que me une a los que sufren,
son todo el premio que quiero
de ese tiempo.

Pasaron caravanas por mi lado
y dormí con los camellos
que cargaban alforjas
llenas de diamantes. Rodaban
por los suelos
brillantes gemas con el alba.

Pero en ningún talego
descubrí lo que ya tengo:
una lágrima honrada, un perdón justo,
una piedad real frente al esfuerzo
de todos los que viven como yo
bajo el sol
la lluvia
la noche,
el cielo de madrugada.

Y así seguimos, sin tregua,
caminando
alrededor del humilde aguaducho
para beber día tras día
de esta agua
lenta y dura del Desierto.

© Roberto R. Díaz Blanco