...

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Génesis
Ya se ha visto a aquellas máquinas actuar,
robar mil imágenes,
romper la realidad cuna
a nuevos cuadros de visión;
justo como la propia percepción;

dime acaso,
que tu mente no forma las mismas ilusiones,
nebulosas de contraposiciones
manchas de historias pasadas,
imágenes formadas.

Se han ajustado cables que pueden lograr lo mismo que nosotros,
lo mismo en este sentido,
y por tanto,
son igual de prisioneros;

el auge tecnológico imparable a desgracia de la carne,
a manos del capital,
debería al menos de ser tomado como señal,
para ver el mundo como es de verdad;

igual que el impresionismo
a la cámara fue su señal,
centrarse en lo inportante
desvelar sus misterios,
trabajar en un prado de trigo blanco
avalanchas de causalidad,
sentimiento y emoción.

¿No serí lo más sabio,
dejar atrás,
a aquellos arquetipos que seguimos persiguiendo
para revelar nuestra verdad?

Dejar de reunir esquirlas de luz,
como si fuesenos cuervos,
desde nuestros propios recuerdos,
y forjar una realidad;

¿Es posible acaso,
incluso en esta realidad material,
crear una obra de genuina verdad?

Ser la auténtica personalidad,
fruto de la máxima posible voluntad ejercida,
hijos de una más pura libertad.

Crear con una originalidad imposible,
quimeras del artista,
de un soñador;

mirar al firmamento e imaginar
como se cae el propio cielo...
como arde el mundo,
describiendo su secrecía:

Alza los corazones, humanidad,
coro de bondad
y una fuente de luz artificial;
es la hora de aprender lo que significa vivir
y no cometer error más,
es hora de una otra prueba de valor
de una gris realidad;
arrojar al volcán,
como quien arroja un corrupto anillo,
a estas máquinas de metal;
¿No es momento de encarnar nuestras propias mentiras,
de empezar a soñar despiertos,
podar el jardín dónde todos, leones, han de pastar?

© León de León