A menudo casi siempre
El tiempo que se va no vuelve
Las canciones siguen tenues
Los corazones de mimbre
Es el sabor del otoño
De lluvias y hojas secas
De las calabazas y ramas huecas
Irrumpe en el verano con arrugada mueca
Tan dorado como tus pecas
El bosque respira la ceniza
De los restos de un San Juan
Que nunca supo arder
Lejos de la ciudad y las prisas
Unos se marchan, nuevos vendrán
Pienso en cada atardecer
Pienso en mí
Y en no necesitarte para ser feliz
La deshumanización fue inevitable
El colapso inminente de tu cicatriz
Se hace eco de las dudas del pasado
Para estar tan callada y dejar que hablen
Quién erigió mi orgullo?
Para que luche yo solo por los sueños de otros?
Me dejaron en soledad
Mientras ellos reían
Yo me perdía
En la inmensidad
Quién dice que la sangre se vierte por mi culpa?
La misma que me apuñala sin pedir disculpas
La ansiedad
La cárcel de mi libertad
Por mucho que luche, nunca se va de verdad
Y mi única verdad es ese miedo al silencio
El único precio que debo pagar
Por qué ser un eremita?
Allá donde más gente haya
Por qué mi pluma grita
Cuando mis labios callan?
Ahora me enfrento a este papel
Con muchos menos de los versos que pensé
Volveré a recuperar, no sé
Si nunca perdí nada
Sólo mi tiempo y mis amigos
En jarros de agua helada
Me hundía en mi propia espiral
Sin motivo ni final
Sé que no existe una letra
Que pueda cerrar la herida
Temo escribir la frase
Que pueda cambiar mi vida
De esta fiesta de disfraces
No encontrarás salida
Ojalá me fuera y te dejase
En paz contigo misma
Hoy que los sueños me faltan
Sigo esperando el abrazo
Que desanude mi garganta
Como si fuera un lazo
Yo quiero estar a tu vera
No locuras pasajeras
Quiero caminar contigo descalzo
Por el bosque y la pradera
Que me hagas soñar
Cómo no lo haría cualquiera
Y en el fondo soy uno más
Yo que siempre me he creído diferente
Creí ver al sol morir detrás
Y era el brillo en tu sonrisa incandescente








© winterman