La urbe
La gran urbe herida
yace palpitante.
Con renunciantes altivos,
escritores de cartas
y severos semblantes,
tan ávidos de olvido,
y de saetas perdidas
que doblan las esquinas.
Partiré.
© snieto
yace palpitante.
Con renunciantes altivos,
escritores de cartas
y severos semblantes,
tan ávidos de olvido,
y de saetas perdidas
que doblan las esquinas.
Partiré.
© snieto
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