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Diario de un piromano.
¿Qué diría mi madre? ¿Me culparia por no haber protegido a mi hermano y haberle hecho tanto daño? No me gusta pensar en lo negativo de la vida, pero, ¿En qué más puedo pensar en este lugar? Estoy encerrado aquí, y cuando logre salir, simplemente estaré encerrado en otro lugar.

Me gustaría volver al pasado, quizá volver a casa. Pero yo no tengo un lugar al cual volver, el lugar al que pertenecí fue transformado en cenizas... Madre, yo... Yo no tengo un lugar al cual pertenecer, y puede que sea cierto que todo aquello que toca el fuego, terminará incinerado.

¿Cuál es el propósito de vivir si nadie te necesita? Después de esto, es muy probable que nadie me necesite. En estos momentos, yo no soy más que el chispero que abrirá el camino hacia la libertad de los que me acompañan, y la incertidumbre del futuro está logrando carcomer lo poco que me queda de alma.

¿Qué tal si fui yo quien causó ese incendio? Las palabras sutiles de Lillia lograron sembrar la duda, una duda que cada día ha ido tomando más fuerza. Me inquieta saber que estoy fallando a los valores que mis padres dejaron en mi, y si pudieran verme ahora, me atrevería a decir que estarían decepcionados.

¿El último acto? Si, lo será. La revolución llegará incluso si tratas de evitarla; madre, he descubierto mi propósito a través del dolor. Y si nadie me necesita, entonces prenderé fuego a mi vida... Para que al final aquellos que anhelaron la libertad, brillen sobre mis cenizas.

Si mi vida no significó algo bueno, quizá mi muerte logre ser mi nuevo comienzo.

[ . . . ]

—Extracto del diario del paciente 9017-A, antes de lograr escapar del psiquiátrico.

© Zadkiel