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"La Maldición de la Momia"
En el corazón del antiguo Egipto, un joven arqueólogo llamado David Al-Hassan había dedicado su vida a descubrir los secretos de las tumbas olvidadas. Con su compañera, la intrépida escritora Sara, llegaron a un remoto oasis donde se rumoreaba que yacía la tumba de la reina Selene, conocida por su belleza y poder.

Mientras excavaban, encontraron un sarcófago cubierto de inscripciones que advertían sobre una maldición terrible. Intrigado, David decidió abrirlo a pesar de las advertencias. Al hacerlo, una nube de polvo dorado se disipó, revelando la momia de Selene. En ese instante, un viento helado sopló por el desierto y un eco resonó: "El amor perdido será la clave para romper la maldición."

Esa noche, David soñó con Selene. En su sueño, ella era una reina majestuosa rodeada de lujos, pero su mirada estaba llena de tristeza. Selene le contó sobre su amor prohibido por un guerrero llamado Khepri, quien había sido sacrificado por celos del faraón. La reina había jurado que nunca descansaría hasta reunirse con él.

Despertando con el corazón acelerado, David sintió que debía ayudarla. Con Sara a su lado, comenzaron a investigar los secretos de la antigua reina y su trágica historia.

Al profundizar en los antiguos textos y leyendas, descubrieron que Khepri había sido enterrado en una tumba secreta en las montañas cercanas. Convencidos de que encontrarlo podría liberar a Selene de su maldición, emprendieron un viaje lleno de peligros.

Mientras exploraban las ruinas y enfrentaban serpientes venenosas y trampas mortales, David y Sara comenzaron a sentir una conexión especial entre ellos. Las noches bajo las estrellas les permitieron compartir sus sueños y miedos, mientras el destino de Selene los unía más.

Después de días de búsqueda, encontraron finalmente la tumba de Khepri oculta tras una cascada. Al entrar en la cámara funeraria, se encontraron con murales que narraban la historia de amor entre Khepri y Selene. Sin embargo, al tocar el sarcófago del guerrero, sintieron una energía intensa; el aire se volvió pesado y una sombra oscura apareció.

"¿Quiénes son los intrusos que perturban mi descanso?" resonó una voz profunda. Era el espíritu celoso del faraón que había condenado a Khepri. Enfrentándose a él, David y Sara supieron que debían luchar no solo por Selene sino también por su propia vida.

El faraón exigió un sacrificio para liberar a Khepri y así romper la maldición. Sin dudarlo, Sara ofreció su propia esencia vital como prueba de amor verdadero. "Si esto es lo que se necesita para liberar a Selene y Khepri, lo haré", dijo con determinación.

David intentó detenerla, pero algo dentro de él sabía que este sacrificio era necesario. Con lágrimas en los ojos, observó cómo Sara se entregaba al ritual ancestral mientras invocaba el poder del amor eterno.

De repente, un resplandor iluminó la cámara mientras las almas de Selene y Khepri emergían del sarcófago. El faraón rugió con furia al ver cómo sus planes se desmoronaban ante el poder del amor verdadero.

"¡Nunca más estarás atrapada en esta maldición!", gritó David mientras las almas se entrelazaban en un abrazo lleno de luz. Selene sonrió agradecida y miró a Sara con admiración; sabía que era su sacrificio lo que les había dado libertad.

Con la maldición rota y las almas liberadas, Selene y Khepri prometieron cuidar siempre del mundo terrenal desde el más allá. Mientras desaparecían en un destello brillante, David sintió una mezcla de tristeza y alegría; habían logrado lo imposible.

Sara se desvaneció lentamente entre los destellos dorados hasta quedar completamente inmóvil frente a él. Pero antes de desaparecer por completo, sus ojos brillaron intensamente: "Siempre estaré contigo", susurró antes de partir.

Años después, David regresó al oasis donde todo había comenzado. Había escrito un libro sobre sus aventuras junto a Sara y cómo el amor puede trascender incluso la muerte. Sus palabras resonaron en cada rincón del mundo; aquellos que leyeron su historia comprendieron que el verdadero amor nunca muere.

En cada atardecer sobre las arenas doradas del desierto egipcio, David podía sentir la presencia de Selene y Khepri cuidando juntos desde las estrellas. Sabía que su propia historia con Sara seguiría viva en cada página escrita.🤍🖤
Fin
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