capítulo 3.
El comienzo de una Nueva Vida.
Después de haber sido echada a su suerte por su propio esposo, Gyuri se fue con el dinero que este le dio.
Ella se fue a vivir a los Estados Unidos, allí ella comenzó con un pequeño proyecto que con el tiempo fue creciendo hasta que hizo una gran empresa de hoteles.
Asimismo, decidió hacerse un cambio de imagen con un famoso diseñador de imagen, quien la asesoro con que tipo de peinado y color iría su rostro. Después, le di tips de belleza.
Aquella chica desalineada se convirtió en una gran mujer, que robaba la mirada de cualquiera que la mirará. El propio diseñador la nombró como su gran creación.
Luego recorrió los grandes departamentos del mall, buscando aquello que el diseñador le había recomendado y también buscar hermosas prendas de vestir y zapatos.
— ¿Me recomienda este tono de color?
Preguntó con una brillante sonrisa a una joven.
— Sí, señorita.
Dijo amablemente.
— ¿Me podrías asesorar? Es que soy nueva en esto, nunca me he preocupado por mi apariencia.
— Oh, por supuesto.
También, con gran esfuerzo se compró una gran casa, con una piscina donde nadaba para relajarse después de ajetreado día en la oficina, un hermoso jardín rodeaba la casa. Dentro de ella, tenía dos niveles, con tres recámaras arriba y sus respectivos baños, abajo un despacho y otras dos recámaras, una cocina y una sala de estar.
Poco a poco fue llenando la casa con cosas que necesitaba o con aquellas que siempre había soñado.
Con gran entusiasmo aprendió a manejar y tan pronto que pudo, compró un automóvil deportivo rojo. Con el cual se transportaba a la oficina.
Las cosas para ella fueron buenas. La vida le estaba recompensado aquello por lo cual había sufrido, su empresa cada vez iba mejor. Había conseguido grandes amistades, además, era reconocida por todos como la mejor empresaria y aliada para las empresas con problemas.
Aún recordaba con rencor a aquel hombre que sólo la había usado para cobrar su herencia. Aquel del cual le seguía el rastro, esperando a que cayera pronto en la ruina, para que pronto ella pudiera entrar en juego. Ella estaba decidida hacerlo pagar por todo el daño que había recibido.
Una día, un hombre fue a buscarla a su oficina. Ella sabía perfectamente quien era y de donde venía, por lo cual lo dejó pasar.
— Srita. Katerin, deme solo 5 minutos.
— Lo siento, pero no tengo tiempo.
Comento apresurada.
—Dos, solo dos.
— Amm... Está bien.
Respondió al ver el gesto preocupado del sujeto.
— He venido desde México, ya que me he enterado por unos conocidos que usted hace inversiones.
— Ajá.
— Y allá tiene fama por eso, así que mi jefe me mandó para solicitar una cita con usted. Es importante que se la de.
— ¿Por qué?
— Porque de esto depende del futuro de la empresa y de los trabajadores. Por favor, acepte ver a mi jefe, se lo suplico.
Lo pensó por un momento, luego sonrió y asintió.
— Mmm... Está bien, dile que el viernes lo espero. Por favor, dile que sea puntual.
— Gracias, gracias señorita. Se lo diré.
Contestó emocionado.
Ella solo asintió. Y el hombre se fue feliz.
Mientras, para su ex esposo no fueron buenas...
Por sus malas decisiones y amistades fue cayendo la empresa hasta irse casi a la ruina.
— ¡No puede ser!
Grito desesperado.
— Así es señor, además de que la empresa está casi a un paso de la banca rota.
— ¿Es que como puede ser posible?
— El último mes, le traspaso un gran número de autos a su amigo Henry.
— Sí, y este desapareció.
— Si, señor. Y no pagó su deuda con el banco, si seguimos así nos van a embargar.
—¡Ah!, ¿cómo puede ser tan tonto?
Se dijo frustrado.
— No quiero decírselo, pero lo tengo que hacer. Desde que la señora Gyuri se fue, la empresa fue cayendo.
— ¿Estás insinuando que yo la lleve a la ruina?
— Es evidente, yo como el consejero de tu padre tengo que decírtelo.
Contestó mirándolo con seriedad.
— Ya, no me lo repitas. Ya lo sé. Y no pienso buscarla, yo no la necesito.
— Cómo quisiera que tu padre estuviera aquí, así la empresa no se estaría perdiendo y los empleados no estarían en problemas.
Dijo decepcionado y se fue.
Al estar completamente solo, Alejandro se dejó caer en su asiento y miró con tristeza la foto de su padre cuando fundo la empresa, colgado en la pared.
— Yo también quisiera eso. Yo también quisiera que él volviera, pero eso no puede ser.
Susurró Alejandro con tristeza.
Y todo, desde que dejó a su esposa a la cual despreció y la dañó mucho. Entendió que al menos, ella había mantenido todo ese tiempo a la empresa en un buen estado.
Desesperadamente comenzó a buscar ayuda y mando a muchos de sus empleados a buscar inversionistas, pero, ninguno podía darle lo que necesitaba.
Él comenzaba a perder las esperanzas cuando, al final supo por medio de un colega que había pasado por lo mismo de una joven empresaria que ayudaba a las empresas, además, que ella tenía una gran cadena de hoteles.
Recabó toda la información posible sobre la empresa y mando a un empleado a buscarla.
Después de tanto esfuerzo, el empleado regresó a su oficina con un rostro de satisfacción. Había conseguido lo que el jefe esperaba.
—¿La encontraste?
Preguntó desesperado.
— Sí, aunque fue difícil hablar con ella. Ahí está su información y dirección de trabajo. Además, he agendado una cita con ella para usted, lo quiere ver el viernes que viene. Por favor, sea puntual.
Respondió mientras le entraba un folder con toda la información.
Con determinación, llamó a su secretaria y le encargo un vuelo para el jueves en la mañana. Se retiro a su casa y arreglo su maleta.
«Ojalá ella sea la solución para mi empresa, no puedo perder lo único que me queda de mi preciado padre» pensó esperanzado.
A la mañana siguiente, tomó el primer vuelo a New York, donde conocería a la persona que lo ayudaría a salvar su empresa y su estabilidad económica.
Ese alguien era...
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Después de haber sido echada a su suerte por su propio esposo, Gyuri se fue con el dinero que este le dio.
Ella se fue a vivir a los Estados Unidos, allí ella comenzó con un pequeño proyecto que con el tiempo fue creciendo hasta que hizo una gran empresa de hoteles.
Asimismo, decidió hacerse un cambio de imagen con un famoso diseñador de imagen, quien la asesoro con que tipo de peinado y color iría su rostro. Después, le di tips de belleza.
Aquella chica desalineada se convirtió en una gran mujer, que robaba la mirada de cualquiera que la mirará. El propio diseñador la nombró como su gran creación.
Luego recorrió los grandes departamentos del mall, buscando aquello que el diseñador le había recomendado y también buscar hermosas prendas de vestir y zapatos.
— ¿Me recomienda este tono de color?
Preguntó con una brillante sonrisa a una joven.
— Sí, señorita.
Dijo amablemente.
— ¿Me podrías asesorar? Es que soy nueva en esto, nunca me he preocupado por mi apariencia.
— Oh, por supuesto.
También, con gran esfuerzo se compró una gran casa, con una piscina donde nadaba para relajarse después de ajetreado día en la oficina, un hermoso jardín rodeaba la casa. Dentro de ella, tenía dos niveles, con tres recámaras arriba y sus respectivos baños, abajo un despacho y otras dos recámaras, una cocina y una sala de estar.
Poco a poco fue llenando la casa con cosas que necesitaba o con aquellas que siempre había soñado.
Con gran entusiasmo aprendió a manejar y tan pronto que pudo, compró un automóvil deportivo rojo. Con el cual se transportaba a la oficina.
Las cosas para ella fueron buenas. La vida le estaba recompensado aquello por lo cual había sufrido, su empresa cada vez iba mejor. Había conseguido grandes amistades, además, era reconocida por todos como la mejor empresaria y aliada para las empresas con problemas.
Aún recordaba con rencor a aquel hombre que sólo la había usado para cobrar su herencia. Aquel del cual le seguía el rastro, esperando a que cayera pronto en la ruina, para que pronto ella pudiera entrar en juego. Ella estaba decidida hacerlo pagar por todo el daño que había recibido.
Una día, un hombre fue a buscarla a su oficina. Ella sabía perfectamente quien era y de donde venía, por lo cual lo dejó pasar.
— Srita. Katerin, deme solo 5 minutos.
— Lo siento, pero no tengo tiempo.
Comento apresurada.
—Dos, solo dos.
— Amm... Está bien.
Respondió al ver el gesto preocupado del sujeto.
— He venido desde México, ya que me he enterado por unos conocidos que usted hace inversiones.
— Ajá.
— Y allá tiene fama por eso, así que mi jefe me mandó para solicitar una cita con usted. Es importante que se la de.
— ¿Por qué?
— Porque de esto depende del futuro de la empresa y de los trabajadores. Por favor, acepte ver a mi jefe, se lo suplico.
Lo pensó por un momento, luego sonrió y asintió.
— Mmm... Está bien, dile que el viernes lo espero. Por favor, dile que sea puntual.
— Gracias, gracias señorita. Se lo diré.
Contestó emocionado.
Ella solo asintió. Y el hombre se fue feliz.
Mientras, para su ex esposo no fueron buenas...
Por sus malas decisiones y amistades fue cayendo la empresa hasta irse casi a la ruina.
— ¡No puede ser!
Grito desesperado.
— Así es señor, además de que la empresa está casi a un paso de la banca rota.
— ¿Es que como puede ser posible?
— El último mes, le traspaso un gran número de autos a su amigo Henry.
— Sí, y este desapareció.
— Si, señor. Y no pagó su deuda con el banco, si seguimos así nos van a embargar.
—¡Ah!, ¿cómo puede ser tan tonto?
Se dijo frustrado.
— No quiero decírselo, pero lo tengo que hacer. Desde que la señora Gyuri se fue, la empresa fue cayendo.
— ¿Estás insinuando que yo la lleve a la ruina?
— Es evidente, yo como el consejero de tu padre tengo que decírtelo.
Contestó mirándolo con seriedad.
— Ya, no me lo repitas. Ya lo sé. Y no pienso buscarla, yo no la necesito.
— Cómo quisiera que tu padre estuviera aquí, así la empresa no se estaría perdiendo y los empleados no estarían en problemas.
Dijo decepcionado y se fue.
Al estar completamente solo, Alejandro se dejó caer en su asiento y miró con tristeza la foto de su padre cuando fundo la empresa, colgado en la pared.
— Yo también quisiera eso. Yo también quisiera que él volviera, pero eso no puede ser.
Susurró Alejandro con tristeza.
Y todo, desde que dejó a su esposa a la cual despreció y la dañó mucho. Entendió que al menos, ella había mantenido todo ese tiempo a la empresa en un buen estado.
Desesperadamente comenzó a buscar ayuda y mando a muchos de sus empleados a buscar inversionistas, pero, ninguno podía darle lo que necesitaba.
Él comenzaba a perder las esperanzas cuando, al final supo por medio de un colega que había pasado por lo mismo de una joven empresaria que ayudaba a las empresas, además, que ella tenía una gran cadena de hoteles.
Recabó toda la información posible sobre la empresa y mando a un empleado a buscarla.
Después de tanto esfuerzo, el empleado regresó a su oficina con un rostro de satisfacción. Había conseguido lo que el jefe esperaba.
—¿La encontraste?
Preguntó desesperado.
— Sí, aunque fue difícil hablar con ella. Ahí está su información y dirección de trabajo. Además, he agendado una cita con ella para usted, lo quiere ver el viernes que viene. Por favor, sea puntual.
Respondió mientras le entraba un folder con toda la información.
Con determinación, llamó a su secretaria y le encargo un vuelo para el jueves en la mañana. Se retiro a su casa y arreglo su maleta.
«Ojalá ella sea la solución para mi empresa, no puedo perder lo único que me queda de mi preciado padre» pensó esperanzado.
A la mañana siguiente, tomó el primer vuelo a New York, donde conocería a la persona que lo ayudaría a salvar su empresa y su estabilidad económica.
Ese alguien era...
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