una danza mortal.
Me encontraba sentado sobre el barandal de un puente, mi vista contemplaba con detenimiento como la corriente del río pasaba con suavidad, una suavidad que deseaba que me arropase y llevara con ella haciéndome sentir que estaba en paz.
En un momento, donde mi mente quedó en blanco, me coloqué de pie sobre el barandal, fue entonces que una mujer apareció a mi costado tomando mi mano con fuerza.
No sabía quién era ni por qué actuaba de esa manera, pero en su mirar encontré la paz que solo el rio me había hecho sentir, y fuera de cualquier pronóstico acerque mi cuerpo a ella como si ambos supiéramos por instinto o casualidad lo que debíamos hacer.
Así, comencé un baile con ella sobre el barandal que se hizo inmenso ante nuestros pasos, bailamos con el sentimiento que solo los amantes poseen y disfruté paso a paso aquella danza junto a su compañía.
Al terminar, en mi rostro se reflejaba una sonrisa radiante como si aquello que ocurrió era lo que necesitaba, por lo cual estuve dispuesto a bajar del barandal.
Sin embargo, aquello no pasó, ya que cuando quise hacerlo aquella chica entrelazó sus dedos con los míos mientras de forma triste y melancólica bajaba la mirada, fue en ese momento en que lo comprendí.
Dirigí mi mirada hacia el río y sobre este ya se encontraba mi cuerpo flotando en completa paz, en ese momento una sensación extraña recorrió mi cuerpo, pero al final sonreí.
Tome aquella chica cual identidad ya conocía y la abracé con dulzura, así junto a ella salte al río aunque nuestras almas no se hundieran.
Mi ser siempre recordará ese momento, cuando tuve la dicha de bailar con la muerte.
© pezguardian
En un momento, donde mi mente quedó en blanco, me coloqué de pie sobre el barandal, fue entonces que una mujer apareció a mi costado tomando mi mano con fuerza.
No sabía quién era ni por qué actuaba de esa manera, pero en su mirar encontré la paz que solo el rio me había hecho sentir, y fuera de cualquier pronóstico acerque mi cuerpo a ella como si ambos supiéramos por instinto o casualidad lo que debíamos hacer.
Así, comencé un baile con ella sobre el barandal que se hizo inmenso ante nuestros pasos, bailamos con el sentimiento que solo los amantes poseen y disfruté paso a paso aquella danza junto a su compañía.
Al terminar, en mi rostro se reflejaba una sonrisa radiante como si aquello que ocurrió era lo que necesitaba, por lo cual estuve dispuesto a bajar del barandal.
Sin embargo, aquello no pasó, ya que cuando quise hacerlo aquella chica entrelazó sus dedos con los míos mientras de forma triste y melancólica bajaba la mirada, fue en ese momento en que lo comprendí.
Dirigí mi mirada hacia el río y sobre este ya se encontraba mi cuerpo flotando en completa paz, en ese momento una sensación extraña recorrió mi cuerpo, pero al final sonreí.
Tome aquella chica cual identidad ya conocía y la abracé con dulzura, así junto a ella salte al río aunque nuestras almas no se hundieran.
Mi ser siempre recordará ese momento, cuando tuve la dicha de bailar con la muerte.
© pezguardian