EL DIARIO DE LAS BESTIAS: LA PEREZA
Diario
Me cuestiono con frecuencia por qué soy yo la deformidad incomprendida por el humano encargado de traer letargo y estancamiento, siendo quien en realidad trabaja de manera más ardua. Quisiera poder confesarte las mejores y más apasionantes aventuras que he evidenciado a lo largo de mi función paralizadora en el reino mortal, me encuentro, sin embargo, con el mayor obstáculo posible para mi anhelo. Y es que, aunque añore acción e intensidad, mi principal característica es aislar a los vivos, aislarlos de sus propias vidas (por más ilógico que esto suene), recluirlos en un estado de insuficiencia casi absoluto, del cual muy pocos tienen la fuerza de voluntad suficiente para escapar, y los demás, aún estando conscientes del mismo, prefieren ignorarle, así como a sus consecuencias, dejando todo “en manos del destino”, parecen desconocer que ellos mismos forjan su destino, y pavimentan los caminos de sus vidas. Me temo entonces, que no podré destacarme entre los demás adefesios que comparten con la dicha o el infortunio (como deseen verlo) de tenerte a ti, como el único objeto que siempre está acompañándolos. Con esto en mente, me resignaré a registrar las penumbras y desgracias que puedo atribuirme, mientras confieso de manera honesta mi sentir al respecto. Comienzo entonces, por mencionarte al “karma”, “ley universal”, “reacción de la acción” o como desees conocerlo (me tomo la libertad entonces de decantarme por “karma”). Es probablemente el contraste más dinámico y funcional que pueda existir, ya que, mientras por un lado me demuestra su cordialidad y hospitalidad al recibir a todos y cada uno de mis pupilos, se presenta después, como el mayor enemigo de mi causa, al castigarles sin excepción alguna por seguir mis pasos. Yes que no comprendo que hay de malo con ser perezoso, no sé qué he hecho yo para que mis fieles encuentren rechazo y penumbra, después de todo, si deseas encontrar una manera eficaz y rápida de hacer algo, encomiéndaselo a un perezoso, y este, con tal de librarse de su responsabilidad se convertirá en el más productivo y sagaz, buscando descanso de su arduo y desgastante trabajo. Tal vez algo de soledad y miseria les espera por escuchar mis consejos, ¿Qué esperan? Al parecer mi estimado colega el “karma” no perdona 1 sola falta. Es el precio que se debe pagar por una vida fácil, un precio tan pequeño que realmente no logro comprender como algunos son capaces de condenarse a sí mismos a una vida completa de sacrificio y abnegación casi absoluta con tal de unos pocos instantes de placer, ¿Por qué no dedicarse a disfrutar de lo que se tiene mientras está? Para mañana y sus tribulaciones ya vendrán las ideas y acciones de mañana, debería solo vivirse un día a la vez, un día menos ajetreado que mañana pero más gozoso que ayer. Me temo que no puedo seguir escribiendo mi querido diario, justo ahora estoy un poco ocupado convenciendo a este joven de no ir a su trabajo, aplazar sus estudios y volver a vivir con sus padres. Me estaré comunicando contigo, ¡Cuán difícil lo tienes, todopoderoso confidente!
Desde el más saturado campo de trabajo: La pereza.
© Ctxz
Me cuestiono con frecuencia por qué soy yo la deformidad incomprendida por el humano encargado de traer letargo y estancamiento, siendo quien en realidad trabaja de manera más ardua. Quisiera poder confesarte las mejores y más apasionantes aventuras que he evidenciado a lo largo de mi función paralizadora en el reino mortal, me encuentro, sin embargo, con el mayor obstáculo posible para mi anhelo. Y es que, aunque añore acción e intensidad, mi principal característica es aislar a los vivos, aislarlos de sus propias vidas (por más ilógico que esto suene), recluirlos en un estado de insuficiencia casi absoluto, del cual muy pocos tienen la fuerza de voluntad suficiente para escapar, y los demás, aún estando conscientes del mismo, prefieren ignorarle, así como a sus consecuencias, dejando todo “en manos del destino”, parecen desconocer que ellos mismos forjan su destino, y pavimentan los caminos de sus vidas. Me temo entonces, que no podré destacarme entre los demás adefesios que comparten con la dicha o el infortunio (como deseen verlo) de tenerte a ti, como el único objeto que siempre está acompañándolos. Con esto en mente, me resignaré a registrar las penumbras y desgracias que puedo atribuirme, mientras confieso de manera honesta mi sentir al respecto. Comienzo entonces, por mencionarte al “karma”, “ley universal”, “reacción de la acción” o como desees conocerlo (me tomo la libertad entonces de decantarme por “karma”). Es probablemente el contraste más dinámico y funcional que pueda existir, ya que, mientras por un lado me demuestra su cordialidad y hospitalidad al recibir a todos y cada uno de mis pupilos, se presenta después, como el mayor enemigo de mi causa, al castigarles sin excepción alguna por seguir mis pasos. Yes que no comprendo que hay de malo con ser perezoso, no sé qué he hecho yo para que mis fieles encuentren rechazo y penumbra, después de todo, si deseas encontrar una manera eficaz y rápida de hacer algo, encomiéndaselo a un perezoso, y este, con tal de librarse de su responsabilidad se convertirá en el más productivo y sagaz, buscando descanso de su arduo y desgastante trabajo. Tal vez algo de soledad y miseria les espera por escuchar mis consejos, ¿Qué esperan? Al parecer mi estimado colega el “karma” no perdona 1 sola falta. Es el precio que se debe pagar por una vida fácil, un precio tan pequeño que realmente no logro comprender como algunos son capaces de condenarse a sí mismos a una vida completa de sacrificio y abnegación casi absoluta con tal de unos pocos instantes de placer, ¿Por qué no dedicarse a disfrutar de lo que se tiene mientras está? Para mañana y sus tribulaciones ya vendrán las ideas y acciones de mañana, debería solo vivirse un día a la vez, un día menos ajetreado que mañana pero más gozoso que ayer. Me temo que no puedo seguir escribiendo mi querido diario, justo ahora estoy un poco ocupado convenciendo a este joven de no ir a su trabajo, aplazar sus estudios y volver a vivir con sus padres. Me estaré comunicando contigo, ¡Cuán difícil lo tienes, todopoderoso confidente!
Desde el más saturado campo de trabajo: La pereza.
© Ctxz