El camino era muy ancho, la pista era desoladora, cómo para viajar en auto con su música favorita. Era ya de tarde, los pocos rayos del sol formaban un paisaje único en aquel desierto verde.

Mis doctores, me recomendaron conducir 10 horas, y con descanso. Solo que no eh podido parar. Hace un momento, me detuve en la orilla, pero de la nada sale una mujer, con una maleta. Estaba desarreglada y sucia. Yo iba solo, igual, no me molestaba llevarla.

En el viaje me dijo de su vida, de todo, ya faltaba poco para que me denominase cómo su novio. Paramos en la mañana, nunca me había dicho donde iba, solo que quería seguir viajando.

Creo que nos enamoramos, cómo me mira, cómo la miro.

Dormimos juntos, la abracé, y vimos el atardecer de la noche, cómo el fin del día. Los pequeños rayos del sol me golpeaban la cara, y la bocina del auto que pasaba me despertó por completo. Seguí mi viaje.

© Bastián de Poetizar