Durante mi visita al museo un antiguo trozo de papiro llama mi atención, casi hipnotizada camino en su dirección hasta que una fuerza inexplicable me detiene frente a él.

—¿Qué secreto ocultas? —murmuro, acercando mi mano temblorosa hacia el frágil papel.

Un escalofrío recorre mi espalda cuando intento descifrar las extrañas inscripciones que adornan el papiro. La curiosidad se apodera de mí, y sin pensarlo dos veces, saco mi teléfono para fotografiar aquel misterioso mensaje. Sin embargo, un trabajador del museo se interpone en mi camino.

—Lo siento señorita pero no puede tomar fotos —dijo severamente.

Con un suspiro resignado, asiento y espero a que se aleje antes de tomar la foto rápidamente, sintiendo un hormigueo de emoción al hacerlo.

Semanas de investigación y estudio siguen, obsesionada por desentrañar el mensaje oculto en aquel idioma arcano. Finalmente, mis esfuerzos dan frutos, y la frase cobra sentido ante mis ojos.

“En la oscuridad yace la verdad, bajo la mirada de la Dama de la Sangre, aguarda el camino hacia su dolorosa belleza”.

Intrigada por estas palabras, regreso al museo en busca de la pintura mencionada en el mensaje. Después de una búsqueda exhaustiva, mis ojos se posan sobre ella: la obra de arte más perturbadora que jamás haya contemplado. Una mujer, aparentemente noble, llora lágrimas carmesí mientras una corona de flores adorna su cabeza, y un alambre de púas la estrangula cruelmente, haciendo brotar sangre de sus labios.

Absorta en la visión macabra, pierdo la...