Caminando con ella
Ahí estaba yo dándole de comer al tiempo con mis miserias, mientras iba arrastrando los pies, porque el esfuerzo de levantarlos para dar un paso me suponía una epopeya. La mirada extraviada sin propósitos ni blanco apuntado, sólo marcando una ruta para no desbocarme en una zanja inmunda y soltar los dientes como un puñado de granos de maíz.
¿El embote de mi...
¿El embote de mi...