En el corazón de un antiguo bosque, donde la niebla se enredaba entre los árboles como un secreto susurrante, vivía una joven llamada Bella. Con su belleza cautivadora y su mente brillante, era admirada por todos en el pequeño pueblo de Eldergrove. Sin embargo, su vida dio un giro oscuro una noche fatídica.

Era una noche de luna llena cuando Kaelios, un vampiro antiguo de una familia de sangre pura, emergió de las sombras. Su piel pálida brillaba bajo la luz lunar, y sus ojos oscuros reflejaban siglos de sabiduría y desesperación. Kaelios había estado observando a Bella desde lejos, cautivado por su belleza y su espíritu indomable. Pero su deseo no era solo admiración; era una sed insaciable que lo llevó a morderla.

Bella sintió un dolor agudo en el cuello antes de que todo se volviera negro. Al despertar, se dio cuenta de que había cambiado para siempre. La sed de sangre era abrumadora, un eco constante en su mente. A medida que pasaban los días, la oscuridad se apoderó de ella. En su nuevo estado, comenzó a cazar, atraída por el sabor dulce y cálido de la sangre humana. Sin quererlo, se convirtió en un depredador, dejando atrás un rastro de inocentes que habían caído...