Recuerdo el primer nokia que tuve, cuando Youtube no tenía anuncios, cuando podía salir a jugar y aún había pasto y árboles afuera.

Recuerdo cuando esa tienda de ropa era una cadena de pequeños negocios, pero creo que mi favorito siempre fue el café con chocolate que vendía la señora marta, ya no recuerdo su rostro, pero recuerdo que hacía el mejor café chocolatado que alguna vez voy a probar; La señora Marta quizá haya muerto en este punto, pero con algo tan pequeño como un vaso plumavit de café y milo, ahora es parte de mi vida.

Dicen que todos somos pequeños pedazos de una gigantezca infinidad, piezas que tarde o temprano van a encajar, pero todos captamos la eternidad...