Maravilloso caos
A las 10:00 p.m. después de cenar, me dirijo a mi cuarto donde me espera el completo rompecabezas de mi ser; está lleno de partes de mí por doquier, como si fueran miembros también. Hace rato escucho en susurros un lejano "ven" que he estado ignorando desde hace dos horas, cuando terminé de comer y me senté en el frío balcón. Mi cuerpo insiste en acudir al llamado, mientras la sala, la cocina y hasta las paredes me detienen con exigentes demandas. Y escucho aquel nuevo canto de sirenas que proviene del final del pasillo, donde está mi habitación con su dulce invitación... No resisto más; la seducción de la luz tenue bajo la puerta me domina, y dejo todo sin más y atravieso las puertas de mi propio...