En un rincón de la mente, mi pensar naufraga,
cayendo en la realidad, un mar que desanima,
no elegí vivir, pero elijo saltar, la caída es fatiga,
suéltame las manos, no comprendes mi arraiga.

Manos vacías, el corazón se desangró,
te elijo a ti, pero tú no lo elegirás,
mi realidad se deshace, el dolor se enredó,
es un quiste de pensamientos que me aprisionará.

En el quiebre de mis sueños, las manos sueltas,
quise vencer al miedo, pero el amor se quebranta,
la entrega total, una garantía de luchas despiertas,
la mentira del amor, una historia que se quebranta.

Esa última vez, palabras que se rompieron,
el miedo es grande, el amor se desvaneció,
nada garantiza, apostar fue lo que perdimos,
un juego barato, que nuestro destino selló.

Solo prefiero el silencio, al fracaso de la entrega,
en mi soledad, despierto y me rompo,
me arrastro en el recuerdo, en la tristeza me asecha,
prefiero no afrontar, hundirme en mi propio lodo.

Despierto otro día y me enfrento al tormento,
me siento tonto, la realidad es un desgaste,
la calle no me atrae, prefiero el aislamiento,
en mi mente, perdura la sombra de aquel contraste.

Pelear, soportar golpes, esperar justicia,
no quiero consejos, solo mi propio destino,
nos borramos del todo, nos perdimos en la desidia,
mi vista no olvida, el recuerdo se mantiene divino.

Si me muero, será solo, sin compañía firme,
mendigo entre escombros, la realidad es una mierda,
la soledad es mi cárcel, mi vida en un abismo,
cuando estamos solos, todo se vuelve una triste faena.

© HAYST