Con el pecho erguido, la sonrisa al viento,
esconde el alma un profundo sufrimiento.
Como un árbol en tormenta que no se quiebra,
en su interior, la tristeza se celebra.

Sonríe, aunque el dolor esté latente,
como el sol que brilla en un cielo ausente.
Fortaleza de acero, coraza brillante,
mientras el espíritu lucha, desgarrante.

Grito ahogado en el silencio profundo,
buscando un abrazo, un refugio en este mundo.
Las palabras fluyen como ríos de esperanza,
animando a otros, aunque en mí la balanza de esperanza pierde constancia...

El eco de la soledad en la noche,
cual broche destruido, desvalido como un faro apagado que ya no alumbra en la penumbra, perdido...
Dolido aún pero recuerda, la vida tiene su rumbo, su cuerda,
tras cada desierto, florece un segundo intento de respirar junto al viento.
Sentimiento de anhelo y aprecio...
Paciencia sin precio caminante, vacilante que el tiempo es un arte,
en cada paso dado, se encuentra la parte
que te enseñará a valorar lo que es puro,
un alma sincera que te quiera en lo puro.

Así avanza, sin rendirte al desvelo,
pues el cielo se viste de un nuevo anhelo.
No dejes que la desesperanza te abrace,
pues la luz al final, siempre nace.


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