El jefe estaba de espaldas a todos los demás, atisbando el mundo a través del transparente y amplio ventanal de la oficina. Detrás de él, sentados en las sillas rotatorias, los integrantes del congreso observaban a su líder en un silencio de tumba.

–Bien –murmuró, aún con la vista fija en el ventanal–. Convoqué esta reunión para tratar un tema de suma importancia... Y máxima urgencia.

Se volteó hasta quedar de frente a su audiencia, y escrutó a todos atentamente con aquel ojo que, aunque único, jamás le había impedido retener detalles. Tomó aire antes de proseguir.

–No es secreto que, desde hace años, los humanos intentan descubrir nuevos universos a los que poder viajar con el fin de experimentar con las diferentes formas de vida que allí habitan.

El líder se detuvo por un momento. Con interna satisfacción, comprobó que en la sala reinaba un silencio sepulcral.

–Hoy tengo el deber de informarles, caballeros, que finalmente la humanidad ha alcanzado su objetivo. Recientemente se ha registrado el descubrimiento del universo RE-2, que hasta ahora había permanecido oculto ante los ojos de los humanos. Mañana mismo se enviarán investigadores. Y es por eso que los he convocado. Son sin duda los más calificados para esta tarea. Tienen que proteger, sin importar el costo, a las demás formas de vida que residen en el universo. De otra forma, gente perversa acabará con todo por lo que hemos luchado en este último tiempo.

–Pero, señor... –murmuró con voz temblorosa uno de los integrantes del congreso–. Usted sigue diciendo refiriéndose a "los humanos" como si...

–En efecto, soldado –lo cortó su líder–. Todos esos rumores que han oído, son ciertos –afirmó, observando a todos los presentes–. Los humanos existen.

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