Queriendo contemplar la belleza de los astros termine siendo impregnado por el brillo de tus ojos, que brillan cual estrella naciente con la pureza de una perla que habita en un mar de monstruos.

Así conectando tus hermosas pecas fui capaz de crear nuevas constelaciones en tu rostro, escuchando la melodía que tu boca emitía como sirena que te invita hacia lo hondo.

Sin pensarlo termine por sumergirme encontrando en tus profundidades nuevos universos, donde los delfines nadan en un mar estrellado siendo la Vía Láctea su libre sendero.

Tus labios fueron mi firmamento y al besarlos entendí por qué existo en este preciso espacio y tiempo, ya que al besarlos siento que puedo probar las maravillas del océano.

Ahora al final solamente me queda amar tu cuerpo estelar mientras compartimos nuevos momentos, con la tranquilada de que ya sea en el cielo o el mar lo nuestro va a estar bien porque siempre será eterno.
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