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Viaje a Egipto
Era una tarde de martes cualquiera, había quedado con una amiga para acompañarla a comprar, puesto que el supermercado estaba prácticamente debajo de mi casa. Por el camino fuimos, ya que dentro del edificio había un puesto de loterías, decidimos echar una bonoloto. Paula, mi amiga, me dijo en broma que si nos tocaba, hiciésemos algo loco, entonces yo ingenua de mí y ajena a todo lo que podría ocurrir dije "¡pues viajamos a Egipto!". El resto del día transcurrió tranquilo, no hubo mucha cola y de paso miramos un par de tiendas de ropa. Esa misma noche era el sorteo, cuando salió el primer número, pensé que sólo era pura potra pero sentí que mi corazón se detuvo cuando fueron saliendo uno a uno todos los que teníamos, en ese instante iba a llamar a Paula para contarle la noticia cuando el teléfono se me adelantó, era ella. Estuvimos conversando y ella...se empeñó en el viaje aún cuando sólo lo dije en broma. Todo era muy loco así que esa noche lo consulté con mi almohada, estaba muy feliz por la parte del dinero y un tanto preocupada por el viaje.

Me levanté a las diez de la mañana, llamé a mi amiga y la esperé en el parque de al lado de mi casa para recoger el dinero. Algo que recuerdo un tanto chistoso ahora, pero al principio miramos ambas un poco extrañas, es que al contar el dinero, faltaba una parte, la de hacienda claro. Más el resto era limpio y todito para nosotras. Decidimos llevar a cabo aquella aventura o locura. El D.N.I lo llevábamos pero necesitábamos un visado, además del precio de los billetes que compramos en la web viajeelcorteingles.es. Odio los aviones, con lo cuál me pedí la parte de los asientos que no hay ventana (preferí ni mirar), me esperaban poco más de cinco horas. Pensando ésto me senté en mi asiento y me puse a leer una revista que le tomé a la azafata que las repartía "veinte cosas que hacer en Egipto". Las horas se hicieron interminables, al menos pudimos merendar porque si no se me hubiesen echo aún más eternas. Nos bajamos y me iba a desesperar cuando recordé que teníamos tres días en un hotel con habitaciones separadas y desayunos incluidos toda la instancia. A sabiendas de ésto salimos a la aventura, caminamos por horas bajo el sol, el GPS no nos ayudó demasiado, ahí me di cuenta que lo único que nos faltó fue contratar un guía. Recuerdo que por este fallo, me desmayé. Cuando me desperté ya no estaba entre arena si no en una habitación llevando ropas extrañas.

- Pero ¿dónde estoy?, que extraño...

Entonces vi entrar a una mujer de tez canela y ojos azules, adornada con oro y otras joyas, la preocupación se mostraba en su rostro.

- Adom ¿estás bien?"

Esa chica parecía dirigirse a mí, de echo me miraba mientras pronunciaba "Adom". Reaccioné con la cabeza de manera afirmativa, pues no sabía qué hacer sólo me dejé guiar por la situación.
Efectivamente se trataba del dormitorio, había dos camas y me ofreció dormir a su lado. La noche fue tranquila, cuando noté que ella se despertó y sentí curiosidad por saber dónde iría. Decidí ir a hurtadillas, la seguí despacio ella se fue por un pasillo y entró a una habitación, cerró la puerta y se vio la figura de un hombre. No me preguntéis por qué pero era obvio que era su amante por los sonidos que empezaron a emanar. Con miedo de ser pillada volví a mi lugar inicial.
A la mañana siguiente me levanté temprano, no dormí demasiado bien, supongo que extrañaba mi cama y ¡un lugar conocido!. Me percaté de que la chica de ayer ( vieja canción de los secretos) estaba leyendo en voz alta y hablaba raro mientras lo hacía. Cómo en un idioma que jamás escuché en mi vida. Ella me invitó a su biblioteca, allí pasaba unas seis horas al día. En ese momento me percaté por primera vez de que allí no había relojes pero fue algo que me desmintió pues había varios de sol gigantes en las plazas. Me habló de cómo se mueven los astros y que tan verídicos son. Esa dama cada vez me sorprendía más. Seguiría respondido por ese nombre o mote raro por un tiempo más, sólo me intrigaba. Allí era difícil calcular la hora desde el edificio cuando fuimos de relaciones públicas a ver a ¿Carlo Magno?, no podía ser ¿todo esto era una tomadura de pelo?

- Carlomagno, Carlomagno, Carlomagno....

Cuando empecé a escuchar de manera extraña y no sé de dónde provenía mi verdadero nombre.

- Estefanía
Estefanía
Estefanía

Ambos sonaban en mi cabeza.

Entonces sencillamente abrí los ojos de nuevo y me vi tirada en el suelo. ¡Todo fue una alucinación del mareo!.

Versos flotantes