En tiempos medievales, la juzga era castigada con sufrimiento al prójimo siendo carentes de evidencia absoluta. En la actualidad se rinde lo mismo, siendo nosotros los juzgados sin darnos chance de contraatacar para defendernos. Hay muchas formas de denigrar a alguien, y una de ellas es tomando de forma prioritaria lo visualmente obvio cuando eso no basta para lanzar sermones e insultos. Podemos equivocarnos en ocasiones, pero a la hora de presentarse un problema, nadie tiene en cuenta que los involucrados pueden ser varios y cada uno tendrá su versión congruente. No se puede tomar una decisión cruel cuando solamente has escuchado una boca de cinco que forman parte de la situación. Todo esto se asemeja a los tribunales, donde hay grupos de personas que defienden cuidadosamente a los acusados e igual se remotan en la dinastía contraria donde se juzgan cruelmente. A todo esto podemos sumarle que vivimos en un mundo tóxico donde lo obvio es castigado a quemarropa y lo lógico y racional termina siendo ignorado. Si eres una persona que alguna vez ha enfrentado una situación así, sabes lo que es sentirse mal por recibir juzgas injustas de alguien que no conoce tu versión de los hechos. En estos casos no vale la pena aclarar algo que solamente tú sabes. A como dicen en los antiguos dichos: “Todo cae sobre su propio peso y la verdad siempre termina saliendo a la luz.” Es algo meramente cierto. Tienes que vivirlo para confirmarlo. De cualquier manera, la inteligencia siempre gana en casos de ingenuidad.
© Brione Alessander