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Amor Prohibido: La Historia De Amor Entre Un Ángel Y Un Demonio
Capítulos: Del 3 al 12

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Capítulo 3: La Lucha Interna

Miguel y Azazel sabían que algo tenía que cambiar. No podían seguir ignorando sus sentimientos y, al mismo tiempo, no podían simplemente abandonar su hogar en el cielo y el infierno para estar juntos.
Mientras tanto, Gabriel estaba tratando de encontrar una solución al problema. Había hablado con otros ángeles y se dio cuenta de que no eran los únicos que habían experimentado este tipo de atracción hacia los demonios. Al parecer, el error divino que había causado su encuentro no era un incidente aislado.
Gabriel decidió presentar el problema a Dios y buscar una solución. Dios escuchó atentamente y, después de mucha deliberación, decidió que la única forma de resolver la situación era que Miguel y Azazel se separaran. Era una decisión difícil, pero necesaria para mantener el orden en el cielo y el infierno.
Miguel y Azazel fueron llamados por Gabriel para hablar con Dios. Al principio, estaban emocionados de tener la oportunidad de hablar con Dios, pero cuando escucharon la decisión, se sintieron desesperados. Sabían que no podían vivir separados, pero también sabían que no podían luchar contra la decisión de Dios.
A partir de ese momento, Miguel y Azazel se encontraron con la difícil tarea de luchar contra sus sentimientos. Se separaron y trataron de seguir adelante con sus vidas en el cielo y el infierno.
Sin embargo, la atracción que sentían el uno por el otro no desapareció. Ambos lucharon contra sus sentimientos, pero seguían pensando el uno en el otro y preguntándose si alguna vez podrían estar juntos.
Miguel y Azazel se encontraban cada vez menos en secreto, pero la atracción que sentían seguía creciendo. Sabían que la decisión de Dios no podía ser cuestionada, pero no podían dejar de preguntarse si alguna vez volverían a estar juntos.
Al final, Miguel y Azazel se dieron cuenta de que su amor era imposible. Pero también sabían que siempre llevarían en sus corazones la memoria de lo que habían compartido, y eso les daría consuelo en los días difíciles que estaban por venir.

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Capítulo 4: El Engaño

Después de su dolorosa separación, Miguel y Azazel intentaron seguir adelante con sus vidas en el cielo y el infierno respectivamente. Pero su amor no se desvaneció con el tiempo, y ambos se encontraron anhelando el uno por el otro cada vez más.
Azazel decidió tomar medidas drásticas para estar con Miguel. Tras mucho tiempo de planificación y engaño, Azazel encontró una forma de escapar del infierno y llegar al cielo. Sabía que, si los otros ángeles descubrían su presencia, sería condenado a la tortura eterna, pero estaba dispuesto a correr ese riesgo por estar con Miguel.
Por otro lado, Miguel estaba luchando con su propia lucha interna. Sabía que su amor por Azazel era prohibido, pero no podía evitar sentirse atraído por él. Cuando Azazel apareció de repente en el cielo, Miguel se sintió abrumado por la emoción y la alegría. Pero también sabía que su presencia en el cielo era peligrosa y que, si los otros ángeles lo descubrían, ambos estarían en grave peligro.
Azazel y Miguel se encontraron en secreto y compartieron momentos de felicidad juntos, pero la tensión seguía siendo palpable. Sabían que su amor era imposible y que no podían continuar con este engaño para siempre.
Pero el tiempo juntos les hizo olvidar los riesgos que estaban tomando. Un día, mientras paseaban juntos en el cielo, fueron descubiertos por otro ángel. La noticia se extendió rápidamente por el cielo, y pronto, toda la comunidad angelical estaba al tanto del engaño de Azazel.
La ira de Dios fue implacable. Azazel fue enviado de regreso al infierno y condenado a sufrir un castigo aún más severo por su atrevimiento. Miguel fue juzgado por su complicidad en el engaño, pero gracias a su arrepentimiento y su sincero dolor, fue perdonado y se le permitió permanecer en el cielo.
Pero nada volvió a ser igual. Miguel había perdido la confianza de los otros ángeles y la vergüenza lo consumía. Azazel sufría en el infierno, torturado por su amor imposible. Y Dios, lamentaba la dolorosa situación que había creado al equivocarse al unir a un ángel y un demonio.

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Capítulo 5: La Redención

La separación de Azazel y Miguel había dejado un vacío en ambos corazones, y la idea de no volver a verse nunca más era insoportable. Miguel intentó seguir adelante con su vida en el cielo, pero su dolor era evidente en su rostro y en su forma de actuar.
Mientras tanto, en el infierno, Azazel sufría terribles torturas por su atrevimiento de haber escapado y por haberse enamorado de un ángel. Pero a pesar del dolor, su amor por Miguel no se desvaneció.
Un día, Azazel fue visitado por un ángel llamado Rafael, que le ofreció una oportunidad de redención. Rafael explicó que Dios estaba dispuesto a perdonar a Azazel si estaba dispuesto a hacer algo por los demás, algo que demostrara que había aprendido la lección y estaba dispuesto a hacer lo correcto.
Azazel aceptó la oferta, aunque no sabía exactamente qué se esperaba de él. Rafael le explicó que un grupo de ángeles y humanos estaban en peligro en la Tierra, y que se necesitaba alguien para protegerlos del mal que los acechaba.
Azazel no estaba seguro de si estaba preparado para enfrentarse al mal después de haber pasado tanto tiempo en el infierno, pero la idea de poder hacer algo bueno lo impulsó a aceptar la misión.
Mientras tanto, en el cielo, Miguel se sentía cada vez más desesperado por su situación. Sabía que había cometido un error al involucrarse con Azazel, pero también sabía que su amor por él era genuino y sincero. Desesperado por encontrar una solución, decidió buscar la ayuda de Rafael.
Rafael se sintió conmovido por la tristeza de Miguel, y le explicó que Azazel estaba en la Tierra, tratando de hacer las paces con Dios. Miguel se sorprendió al saber que Azazel estaba en la Tierra y se dio cuenta de que debía hacer algo para reunirse con él.
Miguel también decidió ir a la Tierra, con la esperanza de encontrar a Azazel y resolver sus diferencias. Sin embargo, cuando llegó, descubrió que la tarea no sería fácil. La Tierra estaba en un estado de caos, y el mal que acechaba a los humanos y a los ángeles parecía imparable.
Miguel y Azazel se encontraron de nuevo en la Tierra, y juntos se enfrentaron al mal que los amenazaba. Aunque no sabían si su amor sería suficiente para vencer al mal, sabían que era lo único que les mantenía juntos en un mundo tan peligroso y caótico.
Juntos, Miguel y Azazel se dieron cuenta de que, aunque su amor era prohibido, también era poderoso. Su amor por el otro les había llevado a enfrentar sus miedos y sus errores, y les había llevado a una nueva comprensión de lo que significaba ser un ángel o un demonio. A través de su amor, encontraron la redención que tanto anhelaban.

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Capítulo 6: La Reconciliación

Después de haber enfrentado juntos el mal que amenazaba la Tierra, Miguel y Azazel se habían reconciliado y habían encontrado una nueva comprensión de su relación. Sin embargo, sabían que su amor era imposible debido a su origen como ángel y demonio.
Aun así, no podían ignorar la atracción que sentían el uno por el otro, una atracción que iba más allá de cualquier comprensión racional. En un momento de vulnerabilidad, Miguel y Azazel se encontraron de nuevo, esta vez en un lugar apartado y tranquilo de la Tierra.
La tensión entre ellos era palpable, y se miraron a los ojos, sabiendo que lo que estaba por venir era inevitable. Lentamente, Miguel acarició la mejilla de Azazel, y suavemente acercó sus labios a los de él. Sus bocas se encontraron en un beso apasionado y lleno de deseo.
Mientras se besaban, Miguel y Azazel experimentaron una sensación de plenitud y armonía que nunca habían sentido antes. A pesar de la imposibilidad de su amor, estaban decididos a disfrutar de cada momento juntos, incluso si era solo por un breve momento.
Sus manos se movían con urgencia, explorando los cuerpos del otro con pasión y deseo. Miguel deslizó su mano bajo la camisa de Azazel, acariciando su piel caliente y suave. Azazel respondió con un gemido suave, disfrutando del contacto íntimo.
Mientras se entregaban a la pasión del momento, Miguel y Azazel se dieron cuenta de que su amor era verdadero y poderoso, a pesar de las limitaciones impuestas por su origen. Sabían que no podían estar juntos de la manera que deseaban, pero también sabían que su amor era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir cualquier obstáculo.
Finalmente, con el amanecer acercándose, Miguel y Azazel se separaron, sabiendo que debían regresar a sus respectivos lugares en el cielo y el infierno. Aunque el futuro era incierto, sabían que su amor era real y que nada podía cambiar eso.
Con la reconciliación de Miguel y Azazel, la historia de su amor imposible llegaba a su fin. Pero para ellos, el amor nunca moriría, y siempre recordarían la experiencia sensual que compartieron juntos, un momento de pasión y armonía en medio del caos y la oscuridad del mundo.

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Capítulo 7: Un Mundo En Peligro

El viento soplaba con fuerza, levantando hojas y ramas de los árboles. En el horizonte se veían nubes oscuras y amenazadoras que anunciaban la llegada de una tormenta. En el cielo, dos figuras aladas se acercaban volando a gran velocidad. Eran Miguel, el ángel, y Azazel, el demonio, enviados por sus respectivos reinos para salvar el mundo.
Miguel y Azazel habían pasado mil años separados, pero ahora debían trabajar juntos. El mundo estaba en peligro y solo la unión de las fuerzas del cielo y el infierno podía salvarlo. Los dos alados habían sido enviados como líderes de la misión, pero no habían vuelto a verse desde el día en que se separaron.
Mientras se acercaban al lugar de la misión, la tensión entre ellos era palpable. Había mucho que no se habían dicho, y las emociones del pasado seguían latentes. A pesar de todo, sabían que debían dejar de lado sus diferencias y trabajar juntos si querían tener alguna oportunidad de salvar el mundo.
Al llegar al destino, Miguel y Azazel se encontraron con una escena desoladora. Un gran ejército de criaturas oscuras, que parecían una mezcla de demonios y criaturas infernales, se había apoderado de la ciudad. La gente corría por las calles, aterrorizada, mientras los seres oscuros causaban destrucción y caos.
Miguel y Azazel se miraron a los ojos, sabiendo que esta era su misión más importante hasta ahora. Debían luchar juntos para derrotar a los invasores y restaurar la paz en la Tierra. Sus corazones latían con fuerza, llenos de determinación y un poco de miedo.
Juntos, Miguel y Azazel se abalanzaron hacia el enemigo, listos para enfrentar la batalla más importante de sus vidas. La lucha fue intensa, llena de gritos, golpes y magia. Los dos alados luchaban juntos, aprovechando sus habilidades únicas para ayudarse mutuamente. Aunque se movían como si se conocieran de toda la vida, cada uno se sorprendía del gran poder que el otro poseía.
Finalmente, después de horas de luchar, Miguel y Azazel lograron derrotar al líder de las fuerzas oscuras. La ciudad quedó en silencio, con los seres oscuros desaparecidos, y los dos alados se miraron a los ojos, agotados pero triunfantes.
La misión no había sido fácil, pero Miguel y Azazel se dieron cuenta de que habían trabajado juntos como un equipo verdaderamente poderoso. También sintieron algo más profundo, algo que habían estado reprimiendo durante demasiado tiempo: el amor que sentían el uno por el otro. Sabían que su amor era imposible, pero no podían ignorar la atracción y la conexión emocional que compartían.
El cielo y el infierno habían trabajado juntos para salvar el mundo, pero también habían dado a Miguel y Azazel una oportunidad de redimirse. Con el tiempo, ambos se convirtieron en aliados improbables en la lucha contra las fuerzas oscuras.
Sin embargo, la paz no duró para siempre. Un día, un grupo de ángeles rebeldes liderados por un ser conocido como Lucifer, iniciaron un ataque contra el cielo. La batalla fue feroz y duró años, pero finalmente los ángeles leales a Dios lograron derrotar a los rebeldes y desterrarlos al infierno.
Miguel y Azazel lucharon juntos en la guerra, y aunque ambos estaban del lado de los ángeles leales, se dieron cuenta de que tenían diferentes opiniones sobre el papel que debían desempeñar los ángeles en la vida de los humanos. Azazel creía que los ángeles debían proteger a los humanos de todo mal, incluso si eso significaba intervenir en sus vidas de manera directa. Por otro lado, Miguel pensaba que los humanos debían aprender a tomar sus propias decisiones y afrontar las consecuencias de ellas, y que los ángeles solo debían intervenir en casos extremos.
Después de la guerra, ambos tomaron caminos diferentes. Azazel se convirtió en un protector de los humanos, ayudando a aquellos que lo necesitaban y luchando contra los demonios que amenazaban con dañarlos. Por otro lado, Miguel se convirtió en un observador silencioso, viendo los eventos del mundo humano desde lejos y solo interviniendo cuando era absolutamente necesario.
Pero a pesar de sus diferencias, Miguel y Azazel nunca olvidaron la amistad que habían desarrollado en el pasado. De vez en cuando, se encontraban y hablaban sobre sus experiencias y puntos de vista, tratando de comprender el mundo desde la perspectiva del otro.
Y aunque parecía que sus caminos estaban destinados a estar separados para siempre, algo inesperado ocurrió que los unió de nuevo. Una nueva amenaza surgió en el mundo humano, una que amenazaba con destruirlo por completo. Y esta vez, Miguel y Azazel no podrían hacer frente a ella solos.
Con la esperanza de salvar el mundo una vez más, Miguel y Azazel se unieron de nuevo, formando una alianza única entre el cielo y el infierno. Juntos, lucharían contra la nueva amenaza y demostrarían que la amistad y la cooperación pueden superar incluso las diferencias más grandes.

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Capítulo 8: La Nueva Amenaza

Miguel y Azazel se encontraron en el centro del campo de batalla, rodeados de escombros y cadáveres. La ciudad estaba en ruinas, y en el horizonte se alzaba una nube de polvo y humo.
Ambos habían sido llamados al lugar por un mensaje divino, que les advertía de una nueva amenaza que se cernía sobre la humanidad. Pero nunca habrían imaginado algo así.
Ante ellos se alzaba una enorme criatura, de aspecto demoníaco, pero con rasgos que denotaban una clara influencia angelical. Parecía estar hecha de metal, y sus ojos brillaban con una luz roja y amenazadora.
Miguel y Azazel intercambiaron una mirada, sabiendo que estaban ante una fuerza que iba más allá de sus propias habilidades. Pero también sabían que debían hacer algo para proteger a los humanos que quedaban.
Sin perder un instante, Miguel se elevó en el aire y se lanzó al ataque, su espada en la mano. Azazel lo siguió, sus alas batieron con fuerza mientras lanzaba llamas a la criatura.
Pero sus ataques parecían inútiles. La criatura apenas se inmutaba ante ellos, y en poco tiempo se había liberado de su agarre. Miguel y Azazel se vieron obligados a retroceder, conscientes de que estaban en una situación desesperada.
La criatura lanzó un rayo de energía que los golpeó, y Miguel cayó al suelo. Azazel corrió hacia él, tratando de ayudarlo, pero era demasiado tarde. Miguel estaba gravemente herido, su espada rota en pedazos a su lado.
Azazel miró a su amigo, sintiendo un dolor inmenso en su corazón. Pero también sabía que tenía que seguir luchando. Tomó una decisión rápida y corrió hacia la criatura, su espada en la mano.
La criatura se burló de él, tratando de desviar su atención con sus ataques. Pero Azazel no cedió, y finalmente encontró un punto débil en su armadura. Con un golpe certero, logró destruir uno de los componentes que la sostenían.
La criatura se tambaleó, y Azazel supo que era su oportunidad. Corrió hacia ella y, con todas sus fuerzas, lanzó un golpe final que la destruyó por completo.
Azazel se quedó allí, en medio del campo de batalla, solo y agotado. A su alrededor, la ciudad estaba en ruinas, y en el horizonte se veían las llamas que todavía no habían sido extinguidas.
Pero lo que más le preocupaba era su amigo, Miguel, que yacía inconsciente a su lado. Sabía que necesitaba ayuda, y rápidamente. Con un esfuerzo sobrehumano, lo levantó en brazos y voló hacia el cielo, en busca de ayuda divina.
El drama de la batalla y la herida de Miguel habían dejado en Azazel una sensación de desesperación y tristeza que nunca había sentido antes. Pero también habían despertado en él una determinación férrea de proteger a los humanos, sin importar las consecuencias para él mismo.

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Capítulo 9: El Precio Del Amor

Después de la batalla, Azazel se encontraba en la habitación de Miguel, cuidando de sus heridas. La habitación estaba en silencio, solo se oía la respiración profunda y regular de Miguel.
Azazel estaba sumido en sus pensamientos, preguntándose si algún día podrían estar juntos, si algún día podría dejar el infierno y vivir en el cielo con Miguel. Pero sabía que eso era imposible, su naturaleza demoníaca lo impedía.
De repente, Miguel se removió en la cama y abrió los ojos. Azazel se levantó de su silla y se acercó a él.
“¿Cómo te sientes?” -preguntó Azazel.
“Mejor -respondió Miguel débilmente-. “Gracias por cuidar de mí.”
Azazel le sonrió, pero sus ojos estaban llenos de tristeza.
“Miguel, ¿crees que algún día podremos estar juntos? -preguntó Azazel con voz temblorosa.”
Miguel suspiró profundamente y cerró los ojos.
“Lo siento, Azazel, pero eso es imposible. Somos de mundos diferentes, no podemos estar juntos.”
Azazel asintió, pero las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.
“Lo sé, pero no puedo evitar sentir lo que siento por ti. Me duele el corazón pensar que nunca podré estar contigo.”
Miguel se sentó con esfuerzo en la cama y tomó la mano de Azazel.
“Lo sé, Azazel, yo también siento lo mismo por ti. Pero tenemos que aceptar nuestra naturaleza y nuestras responsabilidades.”
Azazel asintió, pero seguía sintiendo un gran dolor en su corazón. Sabía que tenía que seguir adelante y hacer lo que fuera necesario para proteger a los humanos, pero el precio del amor era muy alto.
Miguel apretó la mano de Azazel y le dedicó una mirada comprensiva. Sabía que el dolor de la separación era difícil de soportar, pero también sabía que debían ser fuertes y seguir adelante.
Azazel se despidió de Miguel con un beso en la frente y salió de la habitación en silencio, dejando a Miguel solo con sus pensamientos.
Miguel cerró los ojos y se dejó llevar por la tristeza y la angustia. Sabía que debía concentrarse en su tarea como ángel, pero su corazón estaba dividido entre su deber y su amor por Azazel.
El precio del amor era doloroso, pero Miguel sabía que no podía renunciar a su deber como ángel para perseguir algo que era imposible. Suspiró profundamente y se preparó para enfrentar los desafíos que se avecinaban.
Mientras tanto, Azazel caminaba por los pasillos del infierno con una sensación de vacío en su interior. Sabía que tenía que seguir adelante y hacer lo que fuera necesario para proteger a los demonios y cumplir con sus deberes, pero su corazón estaba lleno de un amor imposible.
El precio del amor era alto, pero Azazel estaba dispuesto a pagar cualquier precio por un momento más con Miguel.

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Capítulo 10: Una Elección Difícil

Azazel estaba en el Infierno, en su trono, sumido en sus pensamientos. La batalla había dejado en él una sensación de vacío, la sensación de que algo importante había sido perdido para siempre.
Recordaba la última conversación que había tenido con Miguel, y cómo había sentido su corazón romperse cuando se dio cuenta de que nunca podrían estar juntos. Pero también recordaba la mirada de determinación en los ojos de Miguel cuando hablaba de su responsabilidad como ángel.
Azazel sabía que tenía que hacer lo mismo. Aunque su corazón estaba roto, tenía que seguir adelante y hacer lo que fuera necesario para proteger a los demonios y a los humanos del Infierno.
Pero entonces, algo extraño sucedió. Una voz resonó en su cabeza, una voz que nunca había escuchado antes. Era su conciencia, su voz interior, la que le decía que tenía que tomar una decisión difícil.
Azazel se levantó de su trono y se dirigió a las profundidades del Infierno, donde se encontraba su consejero más cercano, Asmodeo. Asmodeo era un demonio astuto y poderoso, y Azazel sabía que podía confiar en él.
Asmodeo escuchó con atención mientras Azazel explicaba su dilema. Quería proteger a los demonios y a los humanos del Infierno, pero también quería estar con Miguel. No sabía qué hacer.
Asmodeo meditó un momento antes de responder. Azazel tenía que tomar una decisión difícil, pero era una decisión que solo él podía tomar. Tenía que elegir entre su deber como demonio y su corazón.
Azazel se quedó pensativo por un momento, y luego tomó su decisión. Sabía lo que tenía que hacer.
Se despidió de Asmodeo y voló hacia el cielo, hacia el lugar donde se encontraba Miguel. Sabía que era un ángel, y que nunca podría estar con él como pareja, pero quería estar cerca de él, quería protegerlo y apoyarlo.
Mientras volaba hacia el cielo, Azazel sabía que su decisión no sería fácil. Los demonios en el Infierno lo verían como una traición, y los ángeles en el cielo no confiarían en él.
Pero estaba dispuesto a arriesgarlo todo por el amor que sentía por Miguel. Y sabía que, aunque su elección fuera difícil, era la correcta.
Después de la dolorosa despedida con Azazel, Miguel se sumió en una profunda tristeza. Sabía que nunca podría estar con el demonio que había capturado su corazón, pero eso no le impedía sentir un dolor punzante en su pecho.
Mientras tanto, en el infierno, Azazel también estaba luchando con sus propios sentimientos. No podía dejar de pensar en Miguel y se preguntaba si alguna vez podría volver a verlo. Sabía que estaba destinado a luchar contra los ángeles del cielo, pero el pensamiento de luchar contra Miguel le hacía sentir aún más dolor.
A medida que pasaban los días, Miguel y Azazel continuaban con sus respectivos deberes, luchando por proteger a sus mundos y a los humanos. Pero su encuentro y su amor prohibido seguían atormentándolos.
Finalmente, una noche, mientras Miguel estaba de servicio en el cielo, recibió una visita inesperada. Era Azazel, que había logrado pasar por las defensas celestiales y llegar hasta él.
Miguel estaba sorprendido y confundido, pero también lleno de alegría al ver a Azazel después de tanto tiempo.
“¿Qué haces aquí, Azazel?” -preguntó Miguel, tratando de mantener la compostura.
“Vine a verte, Miguel. No podía soportar la idea de no volver a verte nunca más” -dijo Azazel, con la voz temblorosa.
Miguel se acercó a él y lo abrazó con fuerza. Ambos se quedaron en silencio, disfrutando del calor del abrazo y la cercanía del otro.
Pero su felicidad fue efímera, ya que los demás ángeles pronto descubrieron la presencia de Azazel en el cielo. Miguel sabía que no podía permitir que su amor pusiera en peligro a los humanos ni a los demás ángeles.
Con gran tristeza, Miguel se vio obligado a escoltar a Azazel de vuelta al infierno, sabiendo que nunca volverían a estar juntos. Pero ambos sabían que su amor seguiría vivo, a pesar de todo lo que les impidiera estar juntos.
Después de esa noche, Miguel y Azazel se mantuvieron alejados el uno del otro, pero nunca dejaron de pensar en el otro. Sabían que su amor era imposible, pero también sabían que era real y que siempre estaría en sus corazones.
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Capítulo 11: La Elección De Azazel

Mientras tanto, Miguel se encontraba en el cielo, preocupado por la seguridad de Azazel en el infierno. Sabía que el demonio era poderoso y astuto, y temía que pudiera estar planeando algo malvado contra los humanos.
Decidió hablar con Gabriel, el ángel líder, para discutir el asunto y encontrar una solución. Gabriel escuchó con atención las preocupaciones de Miguel y decidió enviar un equipo de ángeles para vigilar de cerca el infierno y asegurarse de que no hubiera amenazas en su contra.
Mientras tanto, Azazel se encontraba en su morada en el infierno, pensando en Miguel y en cómo podría estar protegiendo a los humanos en el cielo. Sabía que su amor por Miguel no era aceptado por su naturaleza demoníaca, pero no podía evitar sentirlo.
De repente, sintió una presencia desconocida en su territorio. Se puso en guardia y comenzó a buscar la fuente del disturbio. Finalmente, encontró a un grupo de ángeles vigilando la entrada al infierno.
Azazel estaba furioso al ver a los ángeles en su territorio, y estaba seguro de que Miguel estaba detrás de esto. Sabía que, si intentaba atacarlos, estaría desatando una guerra entre el cielo y el infierno, así que decidió buscar una solución pacífica.
Se acercó a los ángeles y les preguntó qué estaban haciendo allí. Los ángeles le explicaron que estaban allí para proteger a los humanos de cualquier amenaza que pudiera provenir del infierno.
Azazel comprendió la importancia de proteger a los humanos, pero también sabía que no podía permitir que los ángeles se metieran en el infierno sin su permiso. Finalmente, después de una larga discusión, llegaron a un acuerdo: los ángeles podrían vigilar la entrada al infierno, siempre y cuando no se adentraran en su territorio.
Aunque estaba preocupado por la presencia de los ángeles, Azazel se sintió aliviado de que no hubiera habido una confrontación violenta. Sabía que tendría que ser muy cuidadoso a partir de ahora, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para proteger a los humanos, incluso si eso significaba luchar contra su propia naturaleza demoníaca.

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© 2023 Alice InWonderland