Wendigo
Era una noche oscura y fría, las nubes tapaban la luna y los mochuelos cantaban lentamente. De pronto, se fue la luz de la cabaña y, entre maldiciones, tuve que levantarme a ver los plomos, pero me fue imposible, luego recordé que mi padre tenía unas viejas linternas guardadas en el cobertizo así que sin pensármelo mucho, abrí la puerta y salí al oscuro bosque invernal. Cuando estaba, más o menos, a medio camino entre la cabaña y mi destino, escuché un fuerte ruido que venía del bosque y, tengo que admitir, que me...