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Profundidades Del ser: "Un triste Carnaval".


En la oscuridad de mis pensamientos vagando,
he contemplado el abismo, su llamado constante.
Entre las sombras de esta vida desgastada,
me pierdo en el laberinto de mi propia mirada.
He pensado en partir y dejarlo todo atrás,
en ser solo un eco en el viento, sin paz.
He pensado en morir una vez más,
en el silencio eterno, en la oscuridad sin fin, quizás.
Bebiendo de la amargura, sin saciar la sed,
buscando ahogar el dolor que me hace padecer.
En este laberinto de incertidumbre y temor,
me pregunto si vale la pena seguir luchando por amor.
Cargando el peso de un mundo que no comprendo,
cansado de buscar respuestas que nunca encuentro.
Todo parece desmoronarse a mi alrededor,
y en esta espiral de desesperanza, sigo sin rumbo.
Mis heridas se entrelazan con mi esencia,
en cada paso, en cada instante de mi existencia.
Aquí estoy, encontrándome, sintiéndome entero,
comprendiendo que ser yo mismo es lo más sincero.
No importa quién llegue primero o quién caiga al suelo,
el miedo nos alcanza a todos cuando el viento es un desvelo.
Cada logro es un mérito propio, eso es seguro,
saludo a los que dudaron, a los que pusieron muro.
Queda mucho por andar, pero sigo sin zapato,
aprendiendo de cada caída, de cada contrapunto.
Vivimos en un mundo que cuestiona todo a su paso,
pero no me silenciaré, aunque haya quien se sienta abrazado.
Y si vieras lo que hay detrás de mis palabras,
Y esque si vas a hablar de más, no digas nada.
Porque caerás en las garras de un peligroso juego.
Somos frágiles como porcelana, y eso lo comprendo,
pero si te enfrentas, cuidado, te comerán entre lobos.
En este mundo anteponiendo sus creencias a los hechos y a la ciencia,
la razón se silencia cuando gritan las tendencias.
Pero hay consecuencias. Se avecina una tormenta.
Lentamente nos van a estrellar las turbulencias.
Quien no conoce la historia Está condenado a repetirla
Y es que la vida es un espejo roto, reflejos dispersos,
intentas unirlos, pero quedan los trazos adversos.
No importa si brilla, la gente siempre encuentra fallos,
en tu presente, en tu pasado, como buitres descalzos.
Indagan, difaman, luego desaparecen,
regresan después, con apetito, se entretienen.
La difamación es su banquete, su manjar,
mientras el difamado solo puede lamentar.
La vida es un carnaval, un chiste triste,
donde muchos viven para criticar, no para asistir.
Personas que tropiezan, son su blanco fácil,
rompiendo espejos, sumando dolor, sin freno ni pausa.
Desde que crezco, el mundo se vuelve extraño,
lo bueno se torna malo, lo azul, rojo, lo café, morado.
Los juguetes son micrófonos, los libros son tesoros,
conservo risas, aunque algunas no las haya deseado.
Enfermedades, agobios, ya son parte del pasado,
he construido defensas, su impacto ha menguado.
Y es que ya ni recuerdo cuándo fue la última vez
que conecté con alguien sin usar internet.
Últimamente me siento tan solo que
he pensado en conectarme yo también.
Y es que somos idiotas, ¿por qué no apoyarnos
en la gente que nos quiere?
Preferimos escribir parrafadas en la red
de lo mal que estamos, a miles de desconocidos.
¿Para sentirnos aceptados en la "sociedad"?
¿Dónde los "Likes" valen más que el talento?
¿Dónde te importan más los seguidores
que tus verdaderos amigos?
¿Dónde la gente se enamora del personaje,
no de quién eres en la realidad?
Quizá sea yo el raro, pero jamás entenderé
cómo se puede ser feliz en este triste carnaval.

© HAYST