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SIN TU LATIDO 💓
SIN TU LATIDO



     

     El suelo se me abrió en dos y la visión se hizo mi espejo cuando la orfandad se hizo presente en mi vida al detonar la explosión que borró mi historia familiar en un abrir y cerrar de ojos. Como un coro en composición aunado al viento, en soledad de una ausencia desconocida. Ahora mis ojitos empezaron a nadar en lágrimas peregrinas experimentando la soledad más amarga, esa que te exhibe una oscura mansión con una fachada preciosa, sintiendo que en el universo se ha exterminado la bondad y tu alma vagará por la vía láctea continuamente ansiosa, teniendo instantáneas de los retazos más horribles del fin de una primera infancia. De pronto supe que mis padres dormirían par siempre en el fondo de mi pecho.

     Cuando pensaba que era terriblemente absurdo estar viva, la vida se transformó en un gran latido, aprendiendo que las mejores cosas de la vida son gratis y se mantienen con pájaros y abejas entre dos o tres segundos de ternura que sencillamente nos permiten encontrar la calma en el mundo de la imaginación para desde allí poder hallar el equilibrio. Porque para mí estar viva, es sentir nuestro cuerpo con todas sus emociones mientras caminas sintiendo tus pies y gozas de cada inhalación o saboreas cada bocado; en tanto el viento toca tu piel y te conecta de frente con el otro, haciendo que nos dejemos asombrar... Y así es como andando por los caminos de la vida me permití vivir al mismo tiempo en dos mundos sin abandonar ninguno a pesar que anduve pasando por un bache, un revés, un agujero o un no sé qué que me atrapaba pero en un azar milagroso en medio de las incertidumbres la poesía llegaba para salvarme.

     Sumergida en un declive de malos presagios e hilvanando miedos de arena, se desmoronaban mis pasos andados en un pequeño ambiente de un solo piso con paredes blanqueadas con cal y cemento de dos por dos. Crecía teniendo como patria mi antigua infancia antes de la masacre, haciéndome de herramientas emocionales que hicieran más llevaderos mis días. Hasta que un día llegó a mis oídos una voz en un altoparlante llamando...