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La pequeña caja de oro.
Mi corazón iba a mil, las manos me sudaban y, sabes la razón? pues yo te la diré, simplemente porque sí. El bar estaba lleno, escuchaba a unos jóvenes hablar sobre una muchacha rubia que, al parecer, era la más bella que habían visto, los hombres a mi izquierda, borrachos, cantaban una vieja canción de la época y la mujer de mi derecha discutía con el marido sobre a quién visitarían en vacaciones, a los padres de él o a los de ella. Todo era normal, pero aún así yo estaba nerviosa, esperando a... bueno, ni siquiera sabía a quién esperaba, aún ahora no sé con quién hablé aquel día. Tras esperar 30 minutos en aquel antro, se me acercó una persona con sombrero, un gran abrigo que le cubría casi todo el cuerpo y un fular en la boca que no me permitía averiguar con quién estaba tratando. Se sentó a mi lado y pidió una cerveza, para mi sorpresa la camarera no dijo nada sobre su aspecto, supongo que antes todo era así "si no te afecta no preguntes" después de dar un gran sorbo a su cerveza me miró fijamente y me dijo "preparada?" no tenía ni idea de lo que quería decir con eso hasta que, como si nada, los borrachos dejaron de cantar y sacaron unas viejas pistolas de debajo de la mesa y los chicos unos largos cuchillos, el hombre, o la mujer, me agarró del brazo y empezó a correr hacia la puerta mientras disparaba con la mano libre. No sé los que murieron aquel día, pero tampoco me importa demasiado, en mi año ya están muertos de todas formas. Después de correr durante al menos diez minutos, me empujó hacia un callejón y allí me dio la pequeña cajita de oro, luego se fue dejándome sola y sin tener ni idea de lo que hacer, ni siquiera sabía lo que contenía esa caja, pero sinceramente tampoco quería averiguarlo.
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