No te dejas ver
Imposible, me es imposible no pensar.
Me es imposible no pensar en la tristeza de los viejos que están solos, de los ancianos que solo tienen a sus amigos y que cada vez se pierden más en las lagunas oscuras de la mente...
Pienso en el anhelo que tienen de sentir nuevamente el amor, el amor de sentirse vistos; porque la amistad no los termina de llenar.
Me es imposible no pensar en la importancia de aparecer, sí, de aparecer. De estar, de conectar en los momentos importantes del otro, aún cuando pensamos que para nosotros no es importante, para ellos lo es.
Me es imposible no pensar en lo mal que me hace ver como los padres se convierten en padres ajenos, y cómo nuestros niños interiores nunca terminan de sanarse; de lastimarse.
Me es imposible no quererlo todo.
Quiero ser todo, la hoja que se cae en el otoño, la canción que hace emocionar a una pareja, el poema que tanto hace llorar a alguien; quiero ser la película favorita de alguien, el muñeco que tanto cuidan y el pájaro que tanto vuela.
Quiero sentir todas las emociones que puedan existir y a la vez abrumarme por tanto alboroto.
Quiero que mi madre se sienta amada y protegida, quiero que no extrañe y no llore, quiero cuidarla como tanto me cuidó ella.
Me gustaría confiar.
Me gustaría tener la relación de confianza que antes compartía con los demás. Me gustaría no encerrarme en un caparazón.
Ya no le cuento cosas a mi madre, ya no debato con mis hermanas, mi amiga no sabe la mitad de mis cosas y mis diarios se siguen apilando...
Me gustaría que alguien los lea, me gustaría que no me pregunten; que sepan.
Me gustaría ser mala y no llorar.
Me gustaría ser el karma.
Extraño pintar y sentirme vista, extraño el tiempo en el que no me afectaban las palabras hirientes de mi hermana hacía mi arte.
Al final del día siempre
hago lo que puedo.
© Mchild
Me es imposible no pensar en la tristeza de los viejos que están solos, de los ancianos que solo tienen a sus amigos y que cada vez se pierden más en las lagunas oscuras de la mente...
Pienso en el anhelo que tienen de sentir nuevamente el amor, el amor de sentirse vistos; porque la amistad no los termina de llenar.
Me es imposible no pensar en la importancia de aparecer, sí, de aparecer. De estar, de conectar en los momentos importantes del otro, aún cuando pensamos que para nosotros no es importante, para ellos lo es.
Me es imposible no pensar en lo mal que me hace ver como los padres se convierten en padres ajenos, y cómo nuestros niños interiores nunca terminan de sanarse; de lastimarse.
Me es imposible no quererlo todo.
Quiero ser todo, la hoja que se cae en el otoño, la canción que hace emocionar a una pareja, el poema que tanto hace llorar a alguien; quiero ser la película favorita de alguien, el muñeco que tanto cuidan y el pájaro que tanto vuela.
Quiero sentir todas las emociones que puedan existir y a la vez abrumarme por tanto alboroto.
Quiero que mi madre se sienta amada y protegida, quiero que no extrañe y no llore, quiero cuidarla como tanto me cuidó ella.
Me gustaría confiar.
Me gustaría tener la relación de confianza que antes compartía con los demás. Me gustaría no encerrarme en un caparazón.
Ya no le cuento cosas a mi madre, ya no debato con mis hermanas, mi amiga no sabe la mitad de mis cosas y mis diarios se siguen apilando...
Me gustaría que alguien los lea, me gustaría que no me pregunten; que sepan.
Me gustaría ser mala y no llorar.
Me gustaría ser el karma.
Extraño pintar y sentirme vista, extraño el tiempo en el que no me afectaban las palabras hirientes de mi hermana hacía mi arte.
Al final del día siempre
hago lo que puedo.
© Mchild