Una noche de azar
Es otra tarde más en la habitación del perdón. Las repisas junto con los otros muebles ya no se perdonan hace un bueno rato, un rato a veces triste porque no pasan matices si no es en relámpagos llenos de rabia en un pueblo pequeño sin conocerse. Mis sábanas y está pequeña cama les preocupa subliminalmente que no duerma correctamente como debería ser, yo no me entero de sus intenciones que me acorralan sin saber por qué, entonces dejo mi cabeza recostada mientras veo la luz del día casi apagándose por lo mismo que mis ojos van cerrándose. Estos son los pocos objetos que distingo.
Estoy ciego o es que no me da la gana de ver o la luz ya es demasiado tediosa o las teorías se acabaron por esta vacía coalición sin sentido; sé que van cuidándome, todavía no entiendo el motivo, pero me desensordecen de ser solo un mortal tendido sobre una rama seca de quimera y eso me relaja si quiera por unas horas. Aquí el tiempo no se rige ni a si mismo porque se desgasta y lo va haciendo paralelamente con la vida. Las paredes están cubiertas con sal y cada día se vuelve una herida, va cicatrizando lentamente hasta dejar el suelo limpio, todo a su tiempo es más fácil; como un caracol que se arrastra hacia una hoja verde, lerdo el muñeco de nieve que aprende en su juventud a caminar, es llevado por sí mismo hacia lo más alto de la planta a la que llama hogar, para quedarse dormido allí hasta la primavera siguiente.
Aquí se torna lento el viento y el silencio, estos buscan disfrazarse a escondidas, pero sus deseos no se concretan y son descubiertos por apegarse tanto, van caminando de puntitas por el cobertizo de la monotonía donde la vida no se toma la paciencia de oírlos y sufren.
Parece un buen sitio en donde puedes gritar o simplemente callar, pero era la incorrecta forma de hallar a la palabra precisa, de todo menos una casa, de todo menos un hogar, amasijos de polvo en cualquier lugar. Las ventanas solo reflejan el ocre de los días y a decir verdad la estación del invierno es la preferida por la desolación y es más gratificante si llueve, escuchar a las gotas golpear tu ventana mientras bebes café te mantiene en un estado de salvación permanente: acto hermoso que se desprende del cielo, acto bondadoso para un plebeyo que por las noches no duerme, sin embargo sueña, cada minuto, cada segundo, desde que se inició su existencia.
Me encuentro angosto, desdeñado de virtudes y un tanto desesperado de nostalgias. El frio se afana en mis manos y me dejan tieso. Disimuladamente corre a animarme, mi pequeño gato y ronronea cerca de mis pies. Por eso, miro cauto a los recuerdos que por ratos se vuelven agua turbia para el alma, los dejo fríos, congelándose en ese iceberg de la autoridad de una ternura desbordada.
Fiel a la monotonía de pensar, paro mi mundo y me acuesto a pensar; recostado en profundos ovillos que se aletargan en una dirección no precisamente correcta, es allí donde aparece esa persona, entonces me arrodillo ante su majestad; la embustera, no es mi fan tanto como lo quisiera, pero me busca de vez en cuando, si estoy en el mercado o en una fiesta con grillos, luciérnagas, cereales y cometas a las cuatro de la madrugada, la veo que llega de la nada y así mismo se va un lunes cualquiera, de un año haciéndose tierra, de un mes haciéndose primavera, se iba poco a poco, alejándose de mi vida, dejándome promesas e ilusiones que no sé si pasaran; lo escuche decir una vez: "Este es el mundo del amor, una suerte que llega y no sabes si a veces es verdad o una garrafal mentira", era sabio aquel tipo, pobre él, termino con sus ilusiones rotas.
Qué más da cuando te azota la verdad de lo inhóspito. Cuerpo audaz de un corto fuego lleno de vida, apagándose su flama; sé bien lo que traigo dentro: mi corazón merma, brotan los hilos de colores, negro y blanco, estos cosiéndolo para dejar de despilfarrar el vino blanco ensanchado.
Todo parecía calmado por un instante en mi mente, aun así he vivido acostumbrado a que critiquen la superficialidad del hombre, se olvidan lo más importante: el aroma de amor que desprenden estos individuos, lo bebido y lo vivido, por el contrario, quiero que sigan murmurando, el día que lo dejen de hacer es que me habré esfumado de seguro, sus falacias me dan lo mismo, son seres sin alma, aburridos, acostumbrados a lo cotidiano, pero en ese instante me sentí un trapo sucio con cortes amorfos, un hombre desdichado pidiéndole porciones de su brillo a la luna que dejó de estar llena, sin esa chispa ella no es la misma, emborronando a veces su insano talento con mis llantos, despojándola de su luminiscencia que a la vez se la despoja al sol, convirtiéndose esto en un bucle paralelo infinito.
Soy un pobre diablo ocultándose con una manta del tumulto, a veces culpándome de lo injusto que pueda parecer la vida conmigo. Soy aquel pájaro lanzado por sus propias garras a la miseria intranscendente, no obstante, la austeridad de su sonrisa me salvaba como si fuese el sol que alumbra sin pretensión alguna las incoloras mañanas. Placer para flores de un jardín vivo y el canto de una ballena.
Las horas pasan y la mayoría del tiempo no me doy cuenta de ello. Revistas, periódicos, cine, desayunos y hasta a veces dejas de merendar solo para encontrarle sentido al horario. Creo que tal vez me haga falta otra buena mujer o una buena botella del mejor whisky, ya que todas mis botellas se acaban por arte de magia «Soy Trukini en su acto: como desaparecer sin ser visto»; al igual que todas mis musas, no se acaban no me malentiendan, pero lo que tienen dentro se termina y desaparece.
Qué misterio tendrá el destino disfrazado de suerte.
Me decían que era un "bohemio", su asombro al ver que solo vivía de ron, whisky y algunas mierdas que encontraba en el mercado de la esquina. Parecía que la muerte muy pronto vendría a compartir consuelo o sólo a juzgarme de cómo sostenía una maleta con una foto de ella dentro. Para ser sincero soy un borracho a tiempo completo como si me pagaran por hacer eso, me he ganado esa fama por estar siempre de bar en bar bebiendo como si no hubiera un mañana.
¿A quién le importa la desdicha de un individuo cansado de rezarle a la misma vida sus noches más solitarias?, ha sido dañado incontables veces por estar en ceguedad de romances que él mismo persigue, ¡Como si tuviera la suerte a mi favor¡ Hago de "Selene" un mirador momentáneo. Aun así ni yo mismo me importaba, y no es esa mierda de no tener amor propio, que amor propio tengo en las noches cada vez que me voy a dormir , sino que ya no me aliñaba al salir a buscar el calor de una buena dama que me salve de mi ansiedad persistente al alcohol, tal vez que mienta diciéndome «Te quiero amor mío», en serio estaría jodidamente bien, reitero que me hace falta eso, sin embargo, nadie querría estar con un tipo que solo escribe poesía y alguna que otra historia ficticia para disfrazar su destino incierto con más fracasos que triunfos.
La vida se ha vuelto un vértigo que se repite y repite. El fin, nos llegará a todos. Mi fin no será un punto negro y vacío, será en la...