La existencia se trata no solo de lo que está vivo, sino también de lo que es solo materia. Esta es una verdad o una mentira que ocupa un mundo construido por el tiempo y que se malgasta con nuestra forma de actuar, generando caos al interactuar con acciones que alteran la naturaleza.

Todo se trata de desarrollar una tolerancia a lo que somos, luego aprender a ver el mundo con otros ojos; no se trata de ver a través del agujero de ozono. Cabe entender todo esto que llamamos la presencia de lo divino y reconocer qué cosas son fundamentales para descubrir esa esencia que es la propia realidad de lo que en verdad somos como cosmos.

Lo que era vivo tiene una particularidad que el tiempo vence hasta matarlo, pero lo que solo es materia, como la roca, permanece en ese estado por una infinidad de tiempo. La luz y la oscuridad se basan en el concepto del día y la noche. Podemos ver la realidad desde otro punto de vista más sensitivo, como la música que aún se escucha de cantantes que murieron hace muchísimo tiempo y, sin embargo, guardan una inmortalidad a través de su música; ¡qué maravilloso! De la misma manera, perdura la existencia en la pintura, en la música y en las letras.

El tiempo es valioso para este concepto; el tiempo se angosta o se alarga, es un concepto muy relativo, como pensar que un minuto puede ser una eternidad. De esa manera, el tiempo siempre forma parte de lo que somos y de lo que no somos, y sin ninguna consecuencia debemos reconocer que el todo es una constante valiosa para...