Me había levantado con un sentimiento extraño. Notaba que algo no iba bien, pero no supe el que hasta que vi el cadáver en mi cocina. Se trataba de Fernando un hombre de 30 años que solía venir a beber a mi casa y hacerme compañía. Al parecer había sido apuñalado unas 5 veces, estaba claro que la persona que lo hizo no le caía muy bien. Para mi era un pérdida está claro pero más me preocupaba la persona de sangre fría que lo hubiera matado. Además en mi propia casa. Lo único que sabía era que nadie absolutamente nadie debía ver eso, por lo tanto no debía llamar a la policía, ya que podrían culparme a mí del asesinato. Entonces revisé la casa de arriba a abajo, no había nada fuera de lo común, todas las puertas cerradas y todas las ventanas. Era imposible que alguien hubiera entrado sin forzar la cerradura, el único con llave era yo. Además era difícil que alguien le hubiera quitado las llaves. Tampoco podría ser un suicidio, nadie puede darse 5 navajazos a él mismo. Fue entonces cuando un ruido me aparto de mis pensamientos...

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