La lluvia cae como un velo sagrado,
cubriendo secretos que guarda el pasado.
Tus ojos, dos faroles en la oscuridad,
me invitan a perderme en tu intensidad.

Cada gota que toca tu piel radiante
es un poema escrito en un instante.
Tus labios mojados, un dulce imán,
que despiertan en mí un deseo sin final.

Bajo el cielo gris, nuestros...