"El Comando Alfa"
Capítulo 1: La Operación Fénix
El capitán Ryoo Jinwoo, un hombre de imponentes músculos y una mirada penetrante, estudiaba el mapa con la intensidad de un halcón. A su alrededor, los cinco miembros restantes del Comando Alfa – un grupo de élite de las fuerzas especiales coreanas – aguardaban en silencio. Eran seis hombres unidos por el deber, el entrenamiento exhaustivo y una lealtad inquebrantable. Cada uno era un especialista en su campo, una pieza vital en el intrincado engranaje de la operación Fénix: rescatar a la Dra. Seo Ji-hye, una experta en bioingeniería secuestrada por una organización terrorista.
La Dra. Ji-hye, una mujer inteligente y valiente, era la única que podía detener la liberación de un virus letal. Su captura era una bomba de relojería, y el tiempo se agotaba. Ryoo sentía una presión extra, no solo por el éxito de la misión, sino también por la creciente atracción que sentía por la Dra. Ji-hye, una atracción que le complicaba la ecuación de riesgo-recompensa. La debía proteger, y aún más, si él pudiera evitarlo.
La misión los llevó a las profundidades de una jungla impenetrable, un territorio hostil controlado por los terroristas. La infiltración fue impecable, el trabajo en equipo, casi telepático. Cada hombre ejecutó su parte con precisión quirúrgica, deslizándose entre las sombras como fantasmas. Pero las sorpresas siempre están latentes en el mundo de la acción. Una emboscada inesperada dejó a uno de los comandos gravemente herido.
Con el tiempo en su contra, y un miembro del equipo incapacitado, Ryoo tuvo que improvisar. Debían encontrar a Ji-hye y extraerla sin dejar rastro, pero un cambio de plan era...
El capitán Ryoo Jinwoo, un hombre de imponentes músculos y una mirada penetrante, estudiaba el mapa con la intensidad de un halcón. A su alrededor, los cinco miembros restantes del Comando Alfa – un grupo de élite de las fuerzas especiales coreanas – aguardaban en silencio. Eran seis hombres unidos por el deber, el entrenamiento exhaustivo y una lealtad inquebrantable. Cada uno era un especialista en su campo, una pieza vital en el intrincado engranaje de la operación Fénix: rescatar a la Dra. Seo Ji-hye, una experta en bioingeniería secuestrada por una organización terrorista.
La Dra. Ji-hye, una mujer inteligente y valiente, era la única que podía detener la liberación de un virus letal. Su captura era una bomba de relojería, y el tiempo se agotaba. Ryoo sentía una presión extra, no solo por el éxito de la misión, sino también por la creciente atracción que sentía por la Dra. Ji-hye, una atracción que le complicaba la ecuación de riesgo-recompensa. La debía proteger, y aún más, si él pudiera evitarlo.
La misión los llevó a las profundidades de una jungla impenetrable, un territorio hostil controlado por los terroristas. La infiltración fue impecable, el trabajo en equipo, casi telepático. Cada hombre ejecutó su parte con precisión quirúrgica, deslizándose entre las sombras como fantasmas. Pero las sorpresas siempre están latentes en el mundo de la acción. Una emboscada inesperada dejó a uno de los comandos gravemente herido.
Con el tiempo en su contra, y un miembro del equipo incapacitado, Ryoo tuvo que improvisar. Debían encontrar a Ji-hye y extraerla sin dejar rastro, pero un cambio de plan era...